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El Conocimiento Complejo<br />
Los racionalistas del extremo asocian la noción de Complejidad con la idea de algo que es<br />
difícil de entender. La identifican con lo “complicado”. De este modo, una idea compleja<br />
es parangonada a un concepto “difícil”. Por lo tanto, dicen que ese proceso o fenómeno<br />
debe ser disgregado en varias mini-parcelas cognitivas, las que serían analizadas, una por<br />
una, y luego reintegradas a la idea madre o “Compleja”. Con este enfoque, que extiende su<br />
influencia desde hace 24 siglos, el análisis se hace exclusivamente racionalista, por eso es<br />
que se realiza sobre las porciones muertas de la realidad que se quiere conocer. El intento<br />
final es reintegrarlas al todo original, con la seguridad de que “una vez reincorporadas al<br />
todo” se comportarán de la misma manera que lo hacían cuando fueron abstraídas por la<br />
mente. Este enfoque no toma en cuenta que la interacción de los elementos que estructuran<br />
un fenómeno, una cosa o un proceso, es lo que da vida al comportamiento que cada elemento<br />
tiene en el hecho real. Pero, en los últimos tiempos, el periscopio de la mente, siempre<br />
en busca de nuevos horizontes, de nuevos modos de conocer el mundo, descubrió la<br />
idea del Pensamiento Complejo (Yo prefiero el denominativo de Conocimiento Complejo)<br />
el que permite lograr una percepción menos segmentada de un área de la realidad y, por lo<br />
tanto, más fiel y confiable. Sobre el particular, postulo que esa fidelidad y confiabilidad es<br />
parte inherente del proceso mental, cuando la Razón y la Intuición, en unidad indisoluble,<br />
realizan la acción de conocer. La unidad RazónIntuición percibe el proceso o fenómeno en<br />
su condición de síntesis de los componentes que los estructuran, minimizando el cercenamiento<br />
en unidades infinitesimales que se hacen cada vez menos útiles. En este sentido, nos<br />
damos cuenta de que la Complejidad no yace en la dificultad de alguna realidad que deseamos<br />
analizar, sino en el reconocimiento de que cada estructura sirve de escenario activo a<br />
todas las interacciones permanentes de sus elementos, lo no permite la desmembración arbitraria<br />
de sus componentes si es que ha de ser adecuadamente aprehendido y descrito. Para<br />
varios analistas de la nueva concepción, la Complejidad (“El Pensamiento Complejo”) es<br />
el producto de nuestra incapacidad mental. Así nos lo ha hecho saber Edgar Morin, el principal<br />
promotor de la nueva idea, al mostrarnos que la complejidad no es la simplificación<br />
puesta del revés; la complejidad no es la complicación… pues lo complicado se puede simplificar,<br />
en cambio, la complejidad pretende integrar.<br />
Edgar Morin (“Introducción al Pensamiento Complejo”)<br />
La reducción y abstracción, cuyo conjunto constituye lo que llamo el «paradigma de<br />
simplificación». Descartes formuló ese paradigma maestro de Occidente, desarticulando<br />
al sujeto pensante y a la cosa extensa, es decir filosofía y ciencia, y postulando<br />
como principio de verdad a las ideas «claras y distintas», es decir, al pensamiento disyuntor<br />
mismo (Morin)<br />
La percepción de Morin me parece muy Razonable, en sentido de que el análisis exclusivamente<br />
racionalista de la realidad se basa en la división arbitraria de lo objetivo; es decir,<br />
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