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entre varios miembros, tomando en cuenta las habilidades de cada uno, sus deseos y<br />
esfuerzos”.<br />
En esta propuesta Mankiw no sólo nos traslada a la época del matriarcado, sino que deforma<br />
el campo de acción de la economía de una manera pronunciadamente sesgada. Aunque<br />
tenemos un capítulo completo sobre la globalización y las corporaciones transnacionales,<br />
adelantaremos algunos datos para que Mankiw se ponga al día y se entere de cuáles son las<br />
condiciones en el mundo. Para ello, citaremos un párrafo del Ensayo de Todor Petrovic<br />
sobre el poder de las transnacionales:<br />
“… su ventaja comparativa estriba en el hecho de que son entidades supranacionales que<br />
tienen la capacidad de organizar la producción minimizando costos. Logran este objetivo<br />
realizando ventas de productos y servicios, distribución, marketing servicio al cliente,<br />
asuntos legales, distribución y relaciones públicas, financiamiento de negocios, desarrollo,<br />
planificación, política de precios y administración… los capitales son enormes.<br />
Ése es un brevísimo resumen de las actividades que desarrollan las transnacionales y el<br />
poder que tienen; también son las que Mankiw compara con las actividades de un ama de<br />
casa, cuando debe decidir sobre quién prenderá el televisor durante la velada del sábado. A<br />
pesar de todo continúa con la deformación extrema. Ahora quiere proyectar la idea de que<br />
no son las corporaciones empresariales las que toman decisiones sobre la producción, distribución<br />
de bienes y servicios; en su visión neoliberal, esas decisiones son tomadas, nada<br />
menos que ¡por la sociedad! Leamos que dice:<br />
La Sociedad sería una Corporación Transnacional<br />
“Del mismo modo que un ama de casa, la Sociedad debe encontrar alguna manera para<br />
decidir que tareas deberán hacerse y quiénes lo harán. Necesita gente para que produzca<br />
comida, ropa… Una vez que la sociedad ha asignado a la gente a diversas tareas,<br />
también debe asignar los bienes y servicios producidos. También decidirá quién habrá<br />
de comer caviar y quién comerá papas. Debe decidir quién conducirá un Ferrari y quién<br />
tomará el omnibus”.<br />
La idea de que la “sociedad” decide quién comerá caviar y quién, papas, ya sería extraña<br />
en la época de Sócrates, cuando “la polis” se reunía para decidir sobre aspectos comunitarios.<br />
Ni aun una sociedad comunitaria propiciada por los socialistas utópicos como Fourier,<br />
Blanc, Saint Simon… podría hacer una afirmación como ésa, sobre todo, en una fase de<br />
capitalismo maduro en el que la competencia por los mercados es realmente feroz. Para<br />
traerlo a la realidad de este mundo, tomemos al azar cualquier ensayo actual cuyo tema se<br />
orienta al poder de las corporaciones transnacionales; por ejemplo ¿Quién controla la economía<br />
mundial? El poder de las transnacionales de Alberto Garzón E.<br />
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