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Música<br />
clásica<br />
BERLIOZ,<br />
genio del<br />
romanticismo<br />
Recordamos al destacado compositor francés,<br />
a 150 años de su muerte<br />
POR Nadia Koval<br />
Este diciembre, el mundo celebrará el 150 aniversario de la<br />
muerte de Hector Berlioz. Sus sinfonías, óperas y obras corales<br />
forman parte de las contribuciones más ricas a la cultura<br />
musical del siglo XIX. Escribió uno de los primeros manuales<br />
sobre orquestación, llamado Gran tratado de instrumentación,<br />
que tuvo un impacto muy significativo sobre los futuros compositores<br />
y los llevó a ser más valientes al crear su propio estilo.<br />
Tal es así que aún se sigue publicando y estudiando<br />
Nació en La Côte-Saint-André (Francia), el 11 de diciembre<br />
de 1803. Su padre era un médico altamente calificado, un intelectual<br />
criado entre las tradiciones de los grandes materialistas<br />
del siglo XVIII, y su madre una figura completamente<br />
diferente, una provinciana común y muy devota.<br />
La infancia y la adolescencia de Berlioz transcurrieron en una<br />
ciudad tranquila y en un ambiente provincial. Fue su padre<br />
el que lo educó con el espíritu de los ideales de Emilio de<br />
Jean-Jacques Rousseau, fuera de la naturaleza eclesiástica<br />
y dogmática; le enseñó literatura, geografía, historia y ciencias<br />
naturales. Nunca le permitió estudiar piano; sí tocar la flauta<br />
y la guitarra. En sus Memorias, el músico ironizaba: “Sin su<br />
oposición, me habría convertido en un pianista terrible, como<br />
los cuarenta mil restantes”.<br />
En noviembre de 1821, viajó a París para estudiar medicina,<br />
porque según la tradición familiar, el hijo debía heredar la<br />
profesión del padre. Ver un cadáver disecado en el museo<br />
anatómico lo puso en fuga. Pero lo que más le emocionó fue<br />
la Ópera de París, donde se presentaba la música de Christoph<br />
Gluck, Gaspare Spontini, Antonio Sacchini. Las<br />
óperas Las danaides de Antonio Salieri y Stratonice de<br />
Étienne Méhul le causaron un efecto alucinante. Lloró sobre<br />
las partituras de Orfeo y Eurídice e Iphigénie en Táuride<br />
de Gluck y se dio cuenta de que había nacido para la música,<br />
a la que debía dedicarle toda su vida. Aunque sabía que para<br />
poder convertirse en músico primero tenía que pasar por una<br />
lucha familiar agonizante.<br />
Afortunadamente, el padre sintió pena por él y lo apoyó<br />
económicamente durante algún tiempo. Esto le permitió<br />
tomar lecciones privadas con el director de la Chapel Royal,<br />
Jean-François Lesueur, especialista en canto. Después<br />
estudió en el Conservatorio de París. Sin embargo, adquirió las<br />
habilidades de orquestación por su cuenta gracias a sus visitas<br />
a la Ópera. El futuro compositor supervisaba cuidadosamente<br />
el rendimiento exacto de las partituras y protestaba en voz alta<br />
durante los conciertos si el director de orquesta hacía algún<br />
cambio. También quería difundir su música, pero las circunstancias<br />
no le ayudaban: vivía en un ático, cenaba rara vez,<br />
pasando del pan al agua. Para ganarse la vida trabajaba como<br />
corista en el Théâtre des Nouveautés y daba clases de guitarra,<br />
flauta y solfeo. Por entonces, el compositor y violinista Rodolphe<br />
Kreutzer, una persona extremadamente influyente en<br />
los círculos musicales de la ciudad, le negó la organización de<br />
un concierto con sus composiciones a pesar de tantas súplicas:<br />
“No tenemos tiempo para aprender cosas nuevas”.<br />
En septiembre de 1827, Berlioz se enamoró de la famosa<br />
actriz irlandesa Harriet Smithson, a quien había visto<br />
como Ofelia en Hamlet de Shakespeare. Desde entonces,<br />
Smithson se convirtió en una idee fixe. Le escribió muchas<br />
cartas de amor, pero a ella le parecieron tan exageradamente<br />
apasionadas que lo rechazó por completo. Con esta situación<br />
psicológica de fondo, nació su primera obra brillante: la<br />
Symphonie fantastique. En Francia, mientras tanto, se estaba<br />
llevando a cabo la revolución de 1830. París estaba cubierto<br />
de barricadas. Al sonido de balas silbando cerca de las ventanas,<br />
Berlioz terminó la cantata Sardanapale para el Premio<br />
de Roma. Finalizó la última página, tomó un revólver y salió a<br />
la calle, donde cantó La Marseillaise a todo pulmón. Después<br />
de convertirse en el ganador del Premio de Roma, se fue a<br />
Italia por quince meses.<br />
Smithson asistió a la presentación de la Symphonie fantastique<br />
en el Conservatorio de París en 1832. Entendió que la<br />
música estaba dedicada a ella. A los pocos días se conocieron<br />
y Berlioz le contó la historia de su vida desde el día en que<br />
la miró por primera vez. “Ustedes no pueden imaginar en<br />
qué estado de euforia me encontraba viendo las lágrimas que<br />
corrían por su cara”, escribió en Memorias. Luego de nueve<br />
meses y medio, el compositor y la actriz se casaron. Feliz,<br />
Berlioz trabajó como un buey: compuso la sinfonía Harold<br />
en Italie, la ópera Benvenuto Cellini y escribió numerosos<br />
artículos musicales. Eran brillantes, ingeniosos y mordaces<br />
por su contenido y le brindaron sustento económico.<br />
Pero entonces ocurrió una desgracia: en septiembre de 1836,<br />
Smithson se rompió una pierna al bajar de una carroza. De<br />
allí en más no pudo actuar en el teatro. Su carrera artística<br />
estaba terminada. Todo el peso de la responsabilidad material<br />
recayó sobre los hombros de Berlioz. Con el nacimiento de<br />
su hijo, la situación financiera de la familia se complicó aún<br />
más. La música solo conllevaba gastos: alquileres de salas<br />
de conciertos, copias de partituras, pagos a los músicos de<br />
orquesta. Hasta que un evento les trajo alivio.<br />
En diciembre de 1838, al finalizar el concierto en el que Berlioz<br />
dirigía Harold en Italie, el mismo Niccolò Paganini se<br />
arrodilló y, entre lágrimas de alegría, le besó las manos. Al día<br />
siguiente, le envió una carta y un cheque por veinte mil francos.<br />
Este dinero le permitió a Berlioz componer un año sin preocupaciones<br />
y terminar la sinfonía coral Roméo et Juliette, una<br />
de sus creaciones más importantes. Sin embargo, la obstinada<br />
París no reconocía su arte. A todo esto, se sumaron las disputas<br />
familiares: su esposa enferma, que además había comenzado a<br />
tomar, lo molestaba con escenas de celos, que no estaban privadas<br />
de fundamentos: él estaba enamorado de la cantante Marie<br />
Recio, con quien se casaría en 1854, una vez enviudado.<br />
Entre los años 1840 y 1860, Berlioz realizó varios viajes por<br />
Inglaterra, Alemania y Austria, dirigiendo sus obras. Los<br />
compositores Giacomo Meyerbeer y Felix Mendelssohn<br />
le ayudaron a organizar los conciertos. Franz Liszt<br />
promovió su música de manera especialmente vigorosa y<br />
desinteresada. En 1847, siguiendo al consejo de Honoré de<br />
Balzac, y con el apoyo de Mikhail Glinka, Berlioz viajó a<br />
Rusia. Este viaje y el posterior (en 1867) le trajeron ganancias<br />
que superaron las expectativas y le permitieron cubrir todas<br />
las deudas acumuladas. Durante este período escribió el oratorio<br />
L’enfance du Christ y las óperas Les Troyens y Béatrice<br />
et Bénédict, y completó la orquestación de Les nuits d’eté.<br />
En 1866, el único hijo del compositor, Louis, que se desempeñaba<br />
como comandante de un barco mercante, falleció de fiebre<br />
amarilla en La Habana. A ese trágico episodio, se le sumó<br />
la muerte prematura de su segunda esposa. El compositor<br />
murió el 8 de marzo de 1869, a la edad de 65 años. Sus últimas<br />
palabras fueron: “Finalmente, ahora tocarán mi música”<br />
RECOMENDADOS<br />
RECOMENDADOS DE NOTA PRINCIPAL:<br />
Berlioz - Harold en Italie<br />
Lorin Maazel | DG<br />
Después de ganar el Premio de Roma, Héctor Berlioz<br />
pasó quince meses en Italia y se unió con sus compañeros<br />
laureados en la Academia Francesa en Villa<br />
Médici. Allí disfrutó de vagar por los montes Abruzos,<br />
conocer gente en los pueblos y escuchar sus canciones.<br />
Un tipo de música que le impresionó en Roma fue<br />
la de los pifferari, un grupo de músicos populares que<br />
tocaban gaitas y pifferi (una especie de oboe). Cerca de<br />
la Navidad, bajaban de las montañas para tocar delante<br />
de las estatuas de Madonna llevando puestos “grandes<br />
capas de tela y sombreros puntiagudos de bandido”.<br />
Todas estas influencias están presentes en el Harold<br />
en Italie, sinfonía de cuatro partes con viola como el<br />
instrumento solista, escrita en 1834.<br />
NOVEDAD:<br />
Vivaldi – Gloria<br />
Decca Classics<br />
La soprano Julia Lezhneva, el contratenor Franco<br />
Fagioli y el director de orquesta Diego Fasolis, tres<br />
de las figuras más representativas de la actualidad<br />
en la interpretación de repertorio barroco, presentan<br />
una selección de las obras corales más populares<br />
de Antonio Vivaldi, entre ellos Gloria, RV 589; Nisi<br />
Dominus, RV 608; y Nulla in mundo pax sincera, RV<br />
630. La música de Vivaldi siempre impresiona por<br />
su franqueza, claridad y simplicidad. Hay mucho<br />
para disfrutar en este CD: los ritmos nítidos, el<br />
conjunto disciplinado y las improvisaciones solistas,<br />
tanto vocales como instrumentales, que desatan la<br />
tremenda energía del coro.<br />
PARA ARMAR SU COLECCIÓN CLÁSICA:<br />
Bach - Brandenburgische konzerte<br />
Nikolaus Harnoncourt | DG<br />
Este DVD doble fue lanzado en 2010 para celebrar<br />
el cumpleaños número 80 de Nikolaus Harnoncourt,<br />
director de orquesta austríaco, uno de los pioneros de<br />
la interpretación con instrumentos originales y gran<br />
admirador de la música de Johann Sebastian Bach.<br />
Decía que si perdemos contacto con sus grandes<br />
obras, perdemos nuestro contacto con la humanidad.<br />
Bach compuso los Conciertos de Brandemburgo entre<br />
1711 y 1720 y se los dedicó al Margrave Christian Ludwig.<br />
Esta es la primera grabación en DVD realizada<br />
con instrumentos de época.<br />
LIBRO RECOMENDADO:<br />
La orquesta<br />
Jorge de Persia | Alianza<br />
Jorge de Persia ensaya en este libro una completa y<br />
conceptual introducción a la historia de la orquesta,<br />
en la que se describe el proceso de desarrollo de sus<br />
elementos no solo instrumentales y musicales, sino<br />
también humanos y sociales. Este apasionante recorrido,<br />
en el que el autor sitúa la orquesta y sus diversas<br />
formas en salas de conciertos, teatros y óperas<br />
de toda Europa, desde el siglo XVI hasta la actualidad,<br />
muestra la evolución y el cambio de la agrupación<br />
instrumental pero también, y sobre todo, nos enseña a<br />
valorar el privilegio del que somos partícipes cuando<br />
nos situamos ante un conjunto orquestal dentro del<br />
“ritual” del concierto.<br />
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