15.03.2019 Views

Quid77

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

V I D A G O U R M E T<br />

Yendo<br />

de la biblioteca<br />

a la pizzería<br />

POR Mónica Tracey<br />

Foto Sebastián Pagni<br />

Hay libros que nos llevan a la lectura, hay libros que nos<br />

llevan a meditar, a pensar, a investigar, y hay libros que hacen<br />

que se nos haga agua la boca primero, como este, que luego<br />

nos conduce por las calles de Buenos Aires a probar aquí o<br />

allá una determinada porción de pizza. Porque, entre varias<br />

otras cosas, el libro escrito por Joaquín Hidalgo y Martín<br />

Auzmendi es una guía que recomienda en qué pizzerías<br />

de la ciudad probar cada especialidad. Nuestra Pizza. Una<br />

pasión redonda (Planeta) habla de quiénes y cómo la trajeron<br />

en aquellos inciertos orígenes del siglo XIX, y de los hitos y<br />

las personas que le fueron dando un estilo propio, que fueron<br />

conformando la pizza argentina, y uno se va enterando, por<br />

ejemplo, de que esa pizza que desborda muzzarella no es<br />

descendiente de aquellos primeros italianos sino de gallegos...<br />

Utilizando la porción de pizza casi como una unidad<br />

de medida sociológica, los autores cuentan a través de ella<br />

mucho de la historia de Buenos Aires y sus habitantes, sus<br />

transformaciones con las olas inmigratorias, sus vaivenes económicos.<br />

Y en esta historia se dibuja y permanece esa figura<br />

de alguien comiéndose una porción en el mostrador que se<br />

repite desde hace tantas décadas.<br />

Por supuesto, la charla fue en una pizzería, Sánchez & Sánchez,<br />

de cara a una mitad muzza, mitad napolitana, que ahí<br />

la hacen con albahaca y una suerte de pestito encima y le va<br />

muy bien. La fainá de esta pizzería está recomendada en el<br />

libro, y sí, finita y crocante, hay que probarla. En la grabación<br />

se escuchan resabios de aquel delicioso masticar.<br />

Experimentados y reconocidos periodistas gastronómicos,<br />

Hidalgo y Auzmendi llegaron por distintos caminos a la pizza.<br />

Joaquín es mendocino y su arribo a las pizzerías de Buenos<br />

Aires fue tardío. “Mi abuelo era panadero en La Plata y<br />

hacía pizzas los fines de semana para toda la familia. Mi vieja<br />

heredó la mano pizzera y mantuvo la tradición de la pizza<br />

los fines de semana, y se invitaba gente a comer, mi casa era<br />

muy abierta. Yo me fui a los 18 años a estudiar a La Plata, y<br />

cuando me vine a Buenos Aires, en ningún lado encontraba<br />

el sabor de la pizza que se hacía en mi casa que era una especie<br />

de pizza a la piedra. Entonces empecé a probar pizzas,<br />

a recorrer pizzerías, y así terminé metiéndome en este lío,<br />

buscando un sabor de infancia. La realidad es que nunca lo<br />

encontré, y me causaba mucha animosidad esa pizza gorda,<br />

no lo podía creer. Después entendí desde otra mirada, pensando<br />

que si yo venía al centro, me podía comer dos porciones<br />

de pizza y con eso estaba bien”, cuenta.<br />

Para Martín, la pizza está en el inicio de su apertura al mundo,<br />

ligada indisolublemente a su temprana fascinación por el cine.<br />

“Yo me crié entre San Fernando y Tigre, y con mi mejor amigo<br />

empezamos a ir al cine en Martínez, que era el cine más cercano,<br />

a los 14 años, y como parte del plan íbamos a La Farola a<br />

comer pizza. Cuando me mudé a Buenos Aires, quise investigar<br />

la identidad porteña y había dos cosas que me interesaban,<br />

una era la vida cultural y la otra eran las pizzerías. Ese mundo<br />

que ligaba los cines arte del centro a pizzerías como Banchero,<br />

Güerrín, Las Cuartetas, y también las pizzerías de barrio. Era<br />

una época en que esta búsqueda de la<br />

identidad no estaba ni prestigiada, ni validada<br />

por alguna moda, te estoy hablando<br />

de hace dieciocho años, en el 2000. No<br />

había una mirada sobre la gastronomía<br />

como algo cultural de la ciudad. Cuando<br />

yo empecé con el periodismo gastronómico,<br />

que en general gira sobre otro tipo de<br />

gastronomía, llevé mis obsesiones por los<br />

lugares populares. Y se empezó a dar algo<br />

así como una revalorización de esos lugares<br />

populares en la gente joven. También<br />

creo que se dio a partir del 2000 porque con la crisis hubo una<br />

búsqueda de identidad, de lo genuino, veníamos de los 90, de<br />

todo para afuera”, recuerda.<br />

Un buen día, Auzmendi y aquel amigo de la adolescencia,<br />

que tiene nombre y se llama Franco Antolini, estaban<br />

comiendo en el mostrador de Banchero de Corrientes y<br />

Talcahuano y se preguntaron “¿cuál será la mejor muzza?”.<br />

“Habría que probar y elegir”, dijeron… Se lo contaron a Hidalgo<br />

y de ahí surgió la maratón #Muza5K que desde el 2012<br />

se realiza una vez al año recorriendo la avenida Corrientes<br />

desde Chacarita a Florida, y viceversa. Porque llegaron a ser<br />

tantos los caminantes comensales que ahora un grupo sale<br />

de una punta y otro grupo, de la otra. Empezaron treinta<br />

personas, y en la última, en septiembre de este año, fueron<br />

1500 los fanáticos que probaron cada uno siete porciones de<br />

muzzarella y votaron cuál era la mejor, que esta vez resultó<br />

ser la de la pizzería Santa María.<br />

Ese acercamiento al mundo de la pizza de la más representativa<br />

avenida de la ciudad, abrió una serie de interrogantes que<br />

dos periodistas apasionados por la gastronomía y por la cultura<br />

que la conforma no podían dejar sin contestar. Y fue en plena<br />

búsqueda de respuestas que se empezó a gestar este libro delicioso<br />

que cuenta la historia de la pizza en Buenos Aires, pero<br />

también cómo es cada tipo, cuánta levadura le ponen según el<br />

horno, o el gusto y la mano del pizzero, que muestra a algunos<br />

de sus hacedores y nos lleva a querer probarlas todas<br />

NUESTRA PIZZA. UNA PASIÓN REDONDA<br />

Joaquín Hidalgo y Martín Auzmendi | Planeta<br />

Nuestra pizza no vino de Nápoles, por eso no se parece a<br />

la emblemática italiana. Vino del norte, de la mano de genoveses<br />

que trajo Rosas para fabricar barcos en la década de<br />

1830. Aquella pizza era más fainá que muzzarella. A propósito,<br />

el primer registro de compra de muzzarella es de 1941<br />

en Las Cuartetas. Entre una y otra fecha, se fundaron Tuñín<br />

y Banchero en La Boca hacia 1880, vendedores ambulantes<br />

vendían fainá, Agustín Banchero inventó la fugazzetta con<br />

queso y hacia 1930 la avenida Corrientes se ensanchaba y se<br />

unía la bohemia del espectáculo a las pizzerías, aunque también<br />

volvían a La Boca. Son solo algunos de los tantos datos<br />

que este libro trae para correr de la biblioteca a la pizzería y<br />

ser un poco más felices. Sí, hay un estudio que asegura que<br />

comer pizza nos hace felices.<br />

97

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!