Germinacion-y-manejo-de-especies
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puede incrementar los costos en mano de obra, ya que si todas las semillas
germinan es necesario dejar una por envase para su desarrollo posterior.
Mediante esta preselección se asegura el número de plantas necesarias (Padilla,
1983).
La siembra en semilleros o almácigos es muy común en viveros rústicos y existe
una gran variedad de ellos. Comúnmente se utilizan cajas de madera recubiertas
con plástico negro, bandejas, recipientes reciclados y charolas desinfectadas.
Estos semilleros no deben exceder un 1 m de anchura, una longitud de 1.5 m y
una profundidad de 5-7 cm. Una vez seleccionado el tipo de semillero, el sustrato
se esteriliza para prevenir la aparición de hongos y se llena el contenedor de
manera homogénea (Napier, 1985). Éste no debe llenarse en exceso para dar
cabida a las semillas y a su recubrimiento. Posteriormente, se colocan las
semillas de manera uniforme y a una distancia de 3 a 6 veces la dimensión de la
semilla (UNCADER, 2001). La profundidad de la siembra es un factor importante,
ya que una siembra muy profunda retarda la salida de la plántula y una siembra
superficial implica la salida de la raíz y su secamiento (Arriaga, et al., 1994, Napier,
1985).
Inicialmente, es conveniente el uso de germinadores individuales (vasos de
plástico o unicel), para sacar la plántula, no lastimar la raíz y transplantarla con
mayor facilidad. Si se quieren germinar grandes cantidades de semillas, es mejor
utilizar charolas de plástico o poliestireno para germinación. Estas charoles
cuentan con 240, 120, 60 o 30 cavidades y algunas incluyen tapas para conservar
la humedad y el calor de la semilla, lo que acelera la germinación y evita
contaminación del material (Padilla, 1983).El contenedor debe estar perforado en
el fondo para drenar los excesos de agua o tener algunos agujeros a los lados, en
caso de que los hoyos en el fondo estén pegados a la superficie sobre la cual se
hace la siembra o se tapen.
Una vez que las plantas han germinado y el contenedor no brinda suficiente
espacio, se pueden cambiar a bolsas. Antes de sacar a las plantas de su envase
se deben tener bolsas preparadas con sustrato y con un hoyo bastante profundo y
uniforme en el que se coloca la fracción radicular de la nueva planta (Figuras 36 y
37). El sustrato se riega moderadamente, para terminar de llenarlo después de
colocar la planta (Arriaga, et al., 1994). El riego se realiza con un utensilio que
controle el flujo y presión del agua, como una botella de plástico con el tapón
agujerado. El sembrado en las bolsas se realiza con delicadeza para no romper
las raíces y "pellizcar" el tallo al tenerlo en la mano. De esta manera, se impide
dañar la planta en el momento de su manipulación. Es recomendable quitar el
exceso de tierra, que fácilmente se separa si el sustrato está seco. Cuando el
substrato es compacto y hay riesgo de romper a la planta, se usa agua quitando la
tierra con mucho cuidado (Arriaga, et al., 1994; Napier, 1985). Las plántulas se
siembran una por una en los hoyos individuales, tomándola entre los dedos de una
mano, en posición vertical por encima del hoyo y de manera que la raíz se coloque