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ANIMALES Y SOCIEDAD 5

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Fotografía: Archivo personal de Lidia Guerra

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consideración y, a veces, viéndoles como

objetos descartables, lo cual se evidencia

en su comercio como objetos, en la

explotación de las hembras y en la cantidad

de animales abandonados que

viven en situación de calle.

Nuestras relaciones con les

animales son muy variadas

de acuerdo con las diferentes

dimensiones de la vida

Estas relaciones, aunque afectivas, por

lo general se construyen desde una posición

antropocéntrica, lo que significa

que como humanes seguimos viéndonos

como superiores a otres animales.

Sin embargo, para mí, convivir con animales

en todas las etapas de mi vida ha

significado un recorrido que inicia con

dejar de verles como mascotas y avanza

Previo a ingresar a la universidad estudié

magisterio preprimaria. Recuerdo que el

uso de les animales es una de las estrategias

didácticas más comunes; les usamos

para cantar, para disfrazarnos, para

decorar la clase, para aprender a sumar y

a restar, para aprender sobre la sociedad,

entre otras. En ese tiempo, hice dibujos

de animales siempre felices, caricaturihasta

reconocer su derecho a una vida libre

de violencia. Recordar mi vida al lado

de estos compañeros es reconocer que

tienen un significado importante para

mí, ya sea porque fueron compañía,

amor, consuelo, amistad y responsabilidad;

pero también, porque me enseñaron

a concebir una vida interespecie basada

en el respeto, en el reconocimiento

de sus intereses y necesidades, y en el

cuidado mutuo. Hoy, al ser feminista antiespecista,

resignifico esos vínculos y los

nombro mis compañeros de vida.

Una memoria muy presente de mi infancia

es un día en el que me entristecí

cuando amarraron al perro que vivía en

nuestro hogar. En esa época quizás yo tenía

ocho años, mis padres habían discutido

y después de eso mi mamá amarró

al perro. No olvido sentir esa tristeza, a

pesar de que podría decirse que el perrito

estaba bien, pues estaba dentro de

la casa, con su comida y agua; yo estaba

con él y no le veía sufrir. Sin embargo,

no logré entender por qué su movilidad

debía restringirse. ¿Por qué a él? En mi

pensamiento infantil, me decía que no

me parecía justo; no había hecho ninguna

travesura, ni siquiera lo habían regañado.

Es este recuerdo el que identifico

como un primer momento de consciencia

sobre la capacidad de sentir que

tienen les animales y las situaciones de

injusticia que viven y atentan contra su

bienestar. Pasaron varias décadas para

que yo le diera un significado político a

esto.

zados: el tigre tierno, la vaca “lechera” 3 sonriente y la gallina

junto a sus pollitos como una mamá protectora. Un

mundo siempre feliz donde les animales son amigues

que nos enseñan cosas. Fue hasta muchos años después

cuando comprendí esta hipocresía, pues enseñamos que

son animales “de la granja” 4 , de la selva y domésticos 5 .

Enseñamos lo que comen, su hábitat y hasta explicamos

qué productos “nos dan” 6 : lana, leche, quesos, carne,

huevos, tocino, entre otros. Nunca enseñamos a les niñes

que eso que comemos y vestimos son animales muertos,

que la leche y los huevos que consumimos provienen de

hembras violadas y abusadas, y, claro está, jamás planificaríamos

una excursión a un matadero.

3

La industria láctea ha denominado a las vacas como lecheras, posicionándolas

como máquinas de hacer leche, tal como lo explica Vandana

Shiva. Sin embargo, no lo son, son mamíferos que producen

leche para sus crías.

4

La industria cárnica y láctea les nombra como animales de la granja,

pero ese no es su hábitat.

5

Es decir, animales que han sido domesticados.

6

En realidad, los animales no nos dan nada, les explotamos por esos

productos.

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