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Han muerto muchas
personas en su lucha
por cuidar la vida, en
vez de priorizar la explotación,
la producción
y la acumulación del
capital.
sin obstáculos la explotación. Se hace
necesario, entonces, continuar urgentemente
los procesos revolucionarios
que le apuesten a transformaciones
profundas de la sociedad y su modelo
jerárquico que funciona mediante
múltiples sistemas de opresión articulados
como el especismo, el capitalismo,
el heteropatriarcado y el racismo.
El especismo antropocentrado fundamenta
lo más profundo de la idea de
humanidad y civilización mediante la
jerarquización, en la cual las personas
asignadas como humanas se diferencian
como superiores de las otras especies
y seres habitantes de la tierra,
para instrumentalizarles y explotarles,
construyéndoles como recursos que
existen y son valiosos por el uso y el
beneficio que se les puede sacar. Esto
ha determinado que la civilización humana
debe construirse mediante la
dominación de la naturaleza, sus animales,
plantas, territorios; y está tejida
de manera compleja e intrincada con
los sistemas sociopolíticos que oprimen
mujeres y disidencias sexuales,
personas empobrecidas, racializadas
y colonizadas. Esa mentalidad jerárquica,
opresiva y explotadora que se
ha ido construyendo históricamente
ha tenido que ser impuesta, debido
a que han existido muchos modelos
sociales que se han denominado racistamente
como primitivos, incivilizados
y no-desarrollados, pero también
revolucionarios y radicales, que no encajan
en ese modelo de devastación
ecológica que impone la hegemonía.
Veganismo Decolonial y anticonsumista
Los múltiples sistemas de opresión se
han globalizado y han determinado
las sociedades en todo el mundo, por
lo que se ha naturalizado su existencia.
Se cree que siempre han existido,
que siempre han existido de la misma
manera y que no se pueden acabar o
abolir sus violencias. Es necesario reconocer
que las ideas de humano y animal,
que fundamentan el especismo
y los demás sistemas de opresión, no
son universales para todas las culturas
del mundo, sino que son producto de
procesos históricos de colonización de
un paradigma europeo que se impuso
globalmente de manera imperial.
Al situarnos en el lugar colonialmente
llamado América, en el cual han existido
cientos y cientos de culturas —cada
una con cosmovisiones específicas,
maneras de alimentarse, vestirse y relacionarse
entre elles y con el territorio
diferenciado—, podemos entender
que cada cultura, por principio, tenía
diferentes conceptos o clasificaciones
referentes a las gentes, comunidades
y seres de la naturaleza, y, por lo tanto,
diferentes relaciones a las impuestas
colonialmente. Sin embargo, el
modelo especista colonial, traído por
Europa con la colonización, se planteó
como hegemónico y como única posibilidad
generalizada de relacionarnos
con lo que occidentalmente llamamos
animales o naturaleza.
llos, cabras, ovejas, gallinas, cerdos,
etc., no existían en estos territorios. De
manera que fueron traficados por los
europeos para traerlos en las épocas
coloniales. Si bien no es posible afirmar
que las culturas precolombinas
no explotaban animales, debemos tener
en cuenta que precolonialmente
no existían los complejos industriales
de explotación especista masiva que
Fotografía: Archivo personal de Ahmoxis Pinilla Buitrago
Es fundamental reconocer que ciertos
animales, que actualmente son
mayormente explotados por el especismo
latinoamericano, no habitaban
estos territorios. Vacas, bueyes, cabatenemos
en este momento, por lo que
podemos afirmar que el especismo
que vivimos actualmente es una opresión
colonial.
La opresión racista hizo hegemónico
su modelo especista en el que ahora
todas las comunidades indígenas nativas,
las comunidades negras (también
traficadas y esclavizadas) y las