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AGROPERÚ Informa Edición N° 14

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OPINIÓN

E

n mis tiempos campesinos,

ponerse un sobrero

de palma como el que

usa el presidente Castillo,

era una ostentación.

Los pobres usábamos

sombrero de junco nada más.

Pero, en cualquier caso, siempre

nos sacábamos el sombrero en

señal de respeto. Así que, con

ese respeto, me presento y digo:

No es un clamor

campesino

La segunda reforma agraria

(SRA), no es un clamor campesino.

Esta bandera, salió de los

despistados recintos políticos

que desconocen la problemática

agraria. Es fácil comprobarlo.

Solo revisen los antecedentes

de las demandas agrarias.

Sabemos, que es un error

plantear un asunto fuera de su

contexto histórico. La Ley de

Reforma Agraria 17716, que

estableció el “Día del Indio” en

1969, (que luego pasó a ser “Día

del Campesino”) se expidió en

un contexto histórico distinto

al actual. Puso fin a un régimen

de tenencia de la tierra erigida

sobre la conquista del Tahuantinsuyo,

despojándosela a la

población nativa. En la sierra,

latifundismo feudal y en la

costa, latifundismo industrial

exportador. A inicios de 1960,

el Perú, era gobernado por una

oligarquía terrateniente, dueña

de los poderes del estado.

Esa realidad, la cambió el

gobierno del general Juan

Velasco (1968-1974). Pero esa

reforma agraria, era un clamor

nacional, como lo señala la propia

ley en sus considerandos:

“Que todos los sectores de la

ciudadanía han reclamado la

transformación de la estructura

agraria del país”.

En busca de

justicia social

Tampoco era una reforma

aislada. Ella, formaba parte de

un proyecto de transformación

del país, con miras a establecer

una nueva república con una

democracia de participación

plena en una economía socialista

autogestionaria.

El fundamento ideológico

de esa ley reforma agraria, era:

“un ordenamiento agrario que

garantice la justicia social en el

campo y aumente la producción

y la productividad del sector

agropecuario, elevando y

asegurando los ingresos de los

campesinos para que la tierra

constituya, para el hombre que

Revista AGROPERÚ | Nº 14 | 2021 | Lima - Perú 9

la trabaja, base de su estabilidad

económica, fundamento de su

bienestar y garantía de su dignidad

y libertad”. Como sabemos,

ese proceso revolucionario

se frustró (no fracasó) y la

reforma agraria fue envilecida

con la parcelación privada y

los ataques terroristas.

Si hablamos de la segunda

reforma agraria, se supone

que es para insistir en la misma

filosofía política de la primera.

Pero esta, fue concebida dentro

de un proyecto político que ya

no existe. Tampoco es el mismo

proyecto que tiene el gobierno

actual. La primera, fue una

reforma estructural. Esta, no

reforma nada, ni tiene nada

que ver con aquella.

El latifundismo

ha vuelto,

pero lo ignora

La Ley de Reforma Agraria

17716, en su art. 28° dispuso que

• Subsidio al latifundio: La segunda reforma agraria subsidiará las

corporaciones multinacionales que poseen grandes extensiones

de tierras, a través de la construcción de obras de irrigación.

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