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isla-interior-angel-santiesteban-prats

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quejan, ni tienen molestias, ni ideas diferentes… ¿Afuera la<br />

gente siempre se mata? A veces, respondí. Entonces,<br />

prosiguió, ¿ellos no comen manzanas, no viajan en cruceros,<br />

no hay votaciones pacíficas? En algunas partes, le dije. La<br />

mujer se mantuvo mirándome.<br />

Seguramente eres uno de ellos, aseguró. ¿Quiénes?, quise<br />

saber. Esos que redactan las noticias nacionales llenas de<br />

felicidad y nos hacen creer que vivimos en el paraíso…<br />

Hazme un favor, me solicitó, estoy perdiendo la vista, si<br />

intento dirigirte la palabra otra vez recuérdame que eres tú,<br />

así me evitaré el mal rato… Al regreso a casa puse el<br />

noticiero, los afganos corrían de un lado a otro. Tuve la<br />

duda si en el fondo creí ver un campo de caña, y hasta el<br />

humo de una chimenea de central. Me acerqué al televisor<br />

y lo apagué.<br />

Por estos días también me han “Interrumpido el Servicio<br />

de Correo Electrónico”. Ahora, voy por La Habana detrás<br />

de un alma caritativa que suba un texto a mi espacio, y esto<br />

me hace recordar la emoción que sentía en aquellos<br />

primeros años de escritura cuando erraba por la ciudad<br />

intentando encontrar una máquina de escribir con buena<br />

cinta, y alguien que tecleara a escondida de su jefe varias<br />

cuartillas de un cuento que participaría en un concurso<br />

literario. No me quejo. Desde el principio supe lo que iba a<br />

suceder por elegir tener un “estatus” de escritor dentro de<br />

la <strong>isla</strong>, por ende, algunos beneficios, o lograr un espacio para<br />

escribir los problemas que me rodean y angustian, y por<br />

extensión, recibir ataques institucionales.<br />

Por estos días en La Habana se elevó el costo de la<br />

palabra escrita. Un propietario de correo autorizado le<br />

cobraba un cuc el servicio de comunicación con familiares<br />

en otros países, o a las jineteras que mantenían sus contactos<br />

con extranjeros. A partir del año pasado que intentaron<br />

negar el acceso a los cubanos a conectarse desde los hoteles,<br />

el alquiler de los particulares ha escalado a tres cuc, y dicen<br />

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