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isla-interior-angel-santiesteban-prats

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electrónico y, por primera vez, se fueron contagiando los<br />

ánimos de rechazo. Con rapidez, el Estado, comprobando<br />

la caldeada situación intelectual, reunió, en la Unión de<br />

Escritores y Artista de Cuba (UNEAC), a la cúpula de esa<br />

generación avasallada y aún muy disciplinada. Allí les<br />

prometieron que esos defenestrados funcionarios no<br />

volverían a la palestra cultural, que todo había ocurrido por<br />

“casualidad” y desafueros de la oficialista censura<br />

mediática. Para los intelectuales convocados era suficiente<br />

que los tuvieran en cuenta y garantizaran que sus verdugos<br />

no serían “reactivados”. Con palabras bonitas, Fidel Castro<br />

y el Comité Central del Partido, con exactitud el<br />

Departamento Ideológico del Partido, no tuvo otra salida<br />

que, para detener el tsunami había que hacer una<br />

declaración oficial, como muro de contención, que sería<br />

publicada en el órgano oficial del Partido, el periódico<br />

Granma. ¡Y cuál no sería la sorpresa para esos intelectuales,<br />

que la versión final redactada por todos en la UNEAC no<br />

correspondía a la misma que saliera publicada! Algunos<br />

detalles, palabras, comas, fueron desplazadas, borradas o<br />

sustituidas. Pero esa generación, que aprendió muy bien a<br />

callar y hablar bajito por los pasillos, permitió que ese<br />

acontecimiento, también, pasara desapercibido.<br />

Otro detalle inadvertido es que a esa afamada reunión en<br />

la UNEAC, estuvo convocado el Presidente de los Estudios<br />

de Televisión Cubana, un oficial del ejército “retirado” y<br />

que, vestido de civil, continuó bajo las órdenes de los<br />

militares, un amanuense de los caprichos del Régimen, y<br />

que no se presentó pues sabía que le harían aceptar las<br />

culpas de aquellas misteriosas apariciones de impíos en<br />

“su” televisión. En su lugar envió a otro funcionario menor<br />

que tomó notas de lo acontecido, en la que los intelectuales<br />

exigían una retractación, una disculpa oficial por parte del<br />

Presidente de la Televisión que fuera publicada en los<br />

medios de difusión nacional.<br />

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