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isla-interior-angel-santiesteban-prats

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Una cultura donde el concepto de “propiedad social”<br />

resulta tan ajeno y absurdo que Marx y Engels se sentirían<br />

tan espantados ante el resultado que inspiró sus teorías, que<br />

no dudarían un segundo en refutar su filosofía comunista.<br />

Un ejemplo de esto fue cuando, en días pasados, hubo de<br />

explotar una gasolinera en Santiago de Cuba. El video de<br />

los hechos revela con minuciosidad toda la ineptitud de las<br />

autoridades del lugar, desde los propios trabajadores del<br />

Cupet, quienes, de inmediato, se lavaron las manos y<br />

tomaron distancia de los acontecimientos --eso me recuerda<br />

aquello de: “regrese capitán”, cuando abandonaba la nave<br />

en naufragio--, pero lo irónico de este caso fue que, gracias<br />

a sus cobardías, el “Capitán” y los trabajadores de la<br />

gasolinera salvaron sus vidas.<br />

En el video se puede ver la irresponsabilidad de los<br />

bomberos a pesar de llegar antes que la policía. El carro<br />

antiincendio lo parquearon cerca del siniestro, y se bajaron<br />

con la misma prisa que si hubiesen llegado a la playa en una<br />

mañana veraniega. Miraron, ajenos, los acontecimientos<br />

como si no fueran de su incumbencia. No corrieron a echar<br />

espuma, como se supone que hagan en este tipo de<br />

incendio, no establecieron ninguna seguridad en el<br />

perímetro de peligro, sólo se limitaron a ser parte del<br />

público que observaba, cómo aquellos hijos que nadie quiso<br />

llenaban los tanques de sus motos usando los cascos, y cómo<br />

los vecinos venían con cubos para abastecerse del preciado<br />

líquido, a expensas de pagar con sus indigentes vidas el<br />

precio de tales imprudencias.<br />

Por supuesto que ocurrió lo inevitable, lo que el menos<br />

mentalmente capacitado hubiera podido predecir desde el<br />

comienzo: ¡La explosión! Todo comenzó con la llegada<br />

tardía de las autoridades policiales. De inmediato se<br />

propagó el terror que ellos inspiran. Mirándolo fríamente:<br />

tomar aquella gasolina de un charco en medio de la calle no<br />

era un delito, hasta si se quiere era provechoso, porque sería<br />

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