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isla-interior-angel-santiesteban-prats

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que humillaron, castigaron, les hicieron las injusticias más<br />

increíbles, y siguen apoyando desde su miedo. ¿Qué<br />

solidaridad se puede esperar para los demás si no fueron<br />

capaces de ejercerla con ellos mismos y exigir, ni siquiera<br />

tenue, sus derechos?, y resistieron las degradaciones y<br />

pidieron perdón sabiendo que no cometieron pecado para<br />

merecerlo, si no lo es escribir con el alma la realidad que los<br />

circundaba o ser homosexuales. Y esperaron años, décadas,<br />

a que el Gran Dios de la revolución les hiciera falta para<br />

cubrir su imagen, y les brindara espacio cultural, televisivo<br />

y hasta puestos de funcionarios.<br />

La duda de esos intelectuales es la capa de miedo que los<br />

cubre. No tuvieron voces para ellos ni para los artistas de<br />

generación que fueron castigados, vilipendiados,<br />

profanados. El silencio siempre ha sido su vocación. Esperar<br />

lo contrario, máxime ahora que son una generación anciana,<br />

sería una ingenuidad. Así nacieron, así sobrevivieron, y así<br />

morirán.<br />

La generación del espejo<br />

En ese espejo, les siguió una generación que comenzó a<br />

imitar el estilo de sobrevivencia que les antecedía. Hicieron<br />

silencio porque alcanzaron a ver a los castigados, les<br />

contaron las atrocidades cometidas contra ellos. También<br />

consiguieron a recibir castigo y silencios culturales. Vieron<br />

partir al exilio a gran parte de su generación. Y callaron, esa<br />

fue la mejor lección aprendida. Con los líderes no se juega<br />

porque entonces les enseñaban los famosos “instrumentos”<br />

que tanto les hablaron. Hicieron una obra a medio tono,<br />

para que no exaltara las molestias del Estado. Ellos<br />

comenzaron el cinismo, intentar pasar inadvertido, escribir<br />

sin levantar ronchas y sobrevivir.<br />

La generación de los novísimos.<br />

Así nos llamaron, y fuimos los primeros en mostrar<br />

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