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La Reserva Ecológica Costanera Sur - Patrimonio Natural y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires<br />
Un árbol singular<br />
Por la disposición horizontal de sus ramas, el ceibo alberga a otras plantas<br />
que crecen sobre ellas, conocidas como epífitas. De este modo, es el soporte<br />
habitual de líquenes, cactus y otros vegetales. Esta característica le confiere<br />
al ceibal una enorme importancia en la biodiversidad de la selva marginal<br />
o bosque en galería, donde se lo ve con frecuencia.<br />
Este árbol también suele desarrollar tumores benignos en las ramas jóvenes<br />
de la copa, sobre picaduras de ciertos insectos a los que aloja.<br />
Los investigadores detallan la evolución paralela del ceibo y la de las aves<br />
que participan en su reproducción. El intenso color rojo carmín de las flores,<br />
bastante poco común en la naturaleza, resulta muy atractivo durante el día<br />
para estos animales y los picaflores suelen frecuentarlas para libar. Así, recogen<br />
involuntariamente el polen sobre sus cabezas y ayudan a este árbol<br />
a multiplicarse.<br />
El nombre guaraní del ceibo es zuinandí o zuñandí. Los pobladores originarios<br />
utilizaban la ficoeritrina, el pigmento que le da el tono rojo fuerte a las<br />
flores, para teñir los hilados que colocaban en sus telares.<br />
En la ribera del Río de la Plata, el ceibal constituye una comunidad muy típica<br />
de los humedales. Éstos corresponden a superficies anegables de interfase<br />
en contacto con ambientes acuáticos. Son “los preferidos” por algunas<br />
especies que encuentran en ellos características que les facilitan su supervivencia.
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