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?<br />
¿Sabías que la magnífica “fama”<br />
del hornero se remonta a<br />
la época en la que los criollos<br />
consideraban un grato augurio<br />
que edificara su nido sobre<br />
el techo de su rancho, en algún<br />
árbol de su terreno o poste vecino?<br />
Ese concepto se trasladó<br />
a los actuales agricultores.<br />
Según las creencias populares<br />
del campo, si un hornero anida<br />
en las cercanías, el suelo sembrado<br />
dará abundantes frutos.<br />
¿Será tal vez porque los horneros<br />
utilizan preferentemente para<br />
fabricar el barro de sus nidos,<br />
sustrato humífero rico en nutrientes<br />
como el mejor suelo para<br />
los cultivos ...? Análogamente,<br />
los campesinos consideran<br />
que “trae mala suerte” destruir<br />
un nido de hornero, aunque esté<br />
abandonado. Este mito, sumado<br />
al hecho de su solidez,<br />
hace que permanezcan intactos<br />
con el paso del tiempo.<br />
La Reserva Ecológica Costanera Sur - Patrimonio Natural y Cultural de la Ciudad de Buenos Aires<br />
¿Fieles parejas? ¡Y padres virtuosos…!<br />
Otra creencia popular sostiene que una vez que se forma la pareja, el hornero<br />
macho mantiene una única compañera hembra durante toda su vida. Si bien<br />
es probable que así sea debido a observaciones aisladas, este hecho no ha<br />
podido ser todavía fehacientemente corroborado en términos tan absolutos<br />
por los científicos para todas las parejas de hornero estudiadas.<br />
Lo que los investigadores comprobaron es que la pareja “estable” del hornero<br />
se constituye en cada estación reproductiva.<br />
Por eso, en el imaginario colectivo, se considera a esta especie como un<br />
símbolo de fidelidad. La hembra pone los huevos en la cámara interior del<br />
nido y allí la pareja realiza la incubación durante poco más de dos semanas.<br />
Luego nacen los pichones, indefensos, con los ojos cerrados y desprovistos<br />
de plumas. Sus padres los protegen de dos a tres meses. Les llevan su alimento<br />
y les enseñan cómo volar.<br />
De a poco salen con ellos para que reconozcan los alrededores. Una vez<br />
crecidos e independientes, los pequeños dejan el nido de sus padres, pero<br />
no se alejan demasiado del lugar donde nacieron.<br />
Dos ejemplos de inspiración en el hornero<br />
“Canción de los horneros”, inmortalizada por Atahualpa Yupanqui, la letra<br />
fue escrita por el genial poeta uruguayo Romildo Risso.<br />
“En la cumbrera’e mi rancho<br />
anidaron dos horneros<br />
y yo parezco un extraño<br />
y el rancho parece de ellos.<br />
“Dentro solo, salgo solo,<br />
siempre solo voy y vengo<br />
los hallo juntos en el campo<br />
y el campo parece de ellos.<br />
“Juntos trabajan y cantan<br />
y tuito lo hacen contentos<br />
yo no sé si a mí me miran<br />
con lástima o con desprecio.<br />
“Ni se asustan cuando paso,<br />
como si yo fuera un perro<br />
que ni estorbo ni hago daño,<br />
y me dejan andar suelto.<br />
“Ansina vivo en mi rancho