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Hacia una fenomenología del lenguaje iconográfico - CIAF

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Nike como marca alude a un estado estético de<br />

victorias eternas, si y solo si, el usuario viste estas<br />

prendas. La estética radica en factores como la<br />

apariencia de los personajes, el diseño de los<br />

aditamentos y la narrativa iconográfica que<br />

envuelve la gesta en función de la premisa<br />

fundamental <strong>del</strong> éxito. Los deportistas aparecen<br />

como héroes salidos de las mitologías clásicas<br />

recordando a un Ulises, Aquiles o Hércules. Esa<br />

esencia <strong>del</strong> mito vivo reposa en la estética de la<br />

lucha como estratagema para involucrar al<br />

consumidor en ese mundo lejano de unos<br />

cuantos personajes, que viven en <strong>una</strong> aparente<br />

felicidad donde nada falla, cual idea maravillosa<br />

de <strong>una</strong> estancia superior asequible vía marcas:<br />

―Régimen ídolo: el más allá de lo visible es su norma y su<br />

razón de ser. La imagen, que se lo debe todo a su aura,<br />

rinde gloria a lo que la sobrepasa 97 ‖.<br />

Las antecedentes consideraciones alegóricas<br />

sobre la base de la mitología Nike, redundan en<br />

un panorama epistemológico desde la<br />

reconstrucción hermenéutica esbozada para<br />

comprender como la <strong>fenomenología</strong> <strong>del</strong> mito<br />

publicitario irgue su naturaleza en la axiología y la<br />

praxis de <strong>una</strong> masificación de mensajes<br />

susceptibles de ser procesados, como <strong>una</strong><br />

aproximación epistémica sobre la arquetipología<br />

moderna <strong>del</strong> ser humano.<br />

Así la necesidad de conocer el mundo a través de<br />

los ojos <strong>del</strong> mito, constituye un saber simbólico<br />

emplazado en las estructuras imaginarias,<br />

superando la racionalidad como explicación<br />

ulterior de toda realidad, en un afán<br />

antropocentrista por definir a nuestra imagen y<br />

semejanza todo fenómeno, o esa expiación<br />

geocentrista que limita el pensar a establecidas<br />

normas contextuales, superadas como hemos<br />

visto a través de la iconografía digital recreando<br />

irrealidades perceptibles; se nos indica claramente<br />

como la transformación epistemológica otrora<br />

análoga se urde en dimensiones simbólicas, cuyo<br />

sentido, abstracción y semántica constituyen la<br />

arqueología epistemológica <strong>del</strong> pensamiento<br />

imaginario.<br />

97 DEBRAY, Régis (1994) Vida y muerte de la imagen.<br />

Paidós. Barcelona. Pág. 183<br />

EL LENGUAJE ICONOGRÁFICO: MITOLOGÍAS EN LA ERA DIGITAL<br />

39<br />

Y este sentido acaece en la inmanente necesidad<br />

<strong>del</strong> ser, el conocer: ―Nos dice Aristóteles que todo<br />

conocimiento tiene su origen en <strong>una</strong> básica tendencia de la<br />

naturaleza humana, que se manifiesta en las acciones y<br />

reacciones más elementales <strong>del</strong> hombre. El ámbito entero<br />

de la vida de los sentidos se halla determinado e<br />

impregnado por esta tendencia: Todos los hombres desean<br />

por naturaleza conocer 98 ‖, en este sentido, conocer<br />

desde la imaginación.<br />

3.3 El auto sagrado<br />

El mundo puede eliminar todo de sí mismo; para existir<br />

no precisa de nadie más que <strong>del</strong> hombre.<br />

Roland Barthes<br />

Recordando aquellas imágenes en blanco y negro<br />

sobre esas líneas de producción automotriz, la<br />

nostalgia recorre los atisbos mecanicistas de<br />

épocas industriales eternizadas en la memoria<br />

fílmica de dichas reconstrucciones visuales. Los<br />

automotores, como utopías ilusorias de un acto<br />

circense impensado, salen de la línea para posarse<br />

en los reductos urbanistas crecientes cambiando<br />

el verde panorámico natural, por <strong>una</strong> grisácea<br />

construcción artificial cual gigantes erguidos por<br />

el hierro, el cemento y el vidrio. Al paso de las<br />

ruedas sobre el asfalto, la ciudad fue cambiando<br />

gradualmente su configuración, ―Se habla hoy con la<br />

misma insistencia tanto de la destrucción <strong>del</strong> entorno<br />

natural como de la fragilidad de los grandes sistemas<br />

tecnológicos que pueden producir perjuicios en cadena,<br />

paralizando metrópolis enteras 99 ‖. El automóvil hace<br />

parte de esa amalgama sistemática, cuya sola<br />

existencia ya implica <strong>una</strong> dualidad: satisfacer<br />

necesidades y configurarse como extensión<br />

técnica <strong>del</strong> hombre. La nostalgia de ese<br />

ensamblaje mecánico de piezas para fraguar un<br />

artefacto capaz de recortar las distancias, recorre<br />

dimensiones productivas ligadas con la idea de<br />

trabajo, desarrollo e industrialización como ejes<br />

transversales de necesidades tan básicas para el<br />

hombre, como el hecho de poderse desplazar en<br />

tiempos reducidos, conquistar las distancias y<br />

relativizar la noción espacio/tiempo. Esta<br />

coyuntura nacida de la posibilidad técnica<br />

98 CASSIRRER, Ernts (1968) Antropología Filosófica.<br />

Fondo de Cultura Económico. México. Pág. 8<br />

99 CALVINO, Ítalo (1998) Las ciudades invisibles.<br />

Editorial Siruela. España. Pág. 7

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