Hacia una fenomenología del lenguaje iconográfico - CIAF

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las madrugadas que se rasgan con gritos, disparos, conflictos e irracionales estados del hombre primitivo que ataca a sus semejantes por una sobre estimulación, nacida de ese concepto errado de una entretención sin límites: ―El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos 117 ‖. Quizás este tipo de efectos no sean tan marcados a la hora de entretener con sistemas reguladores como los videojuegos, pero su sola implementación y capacidad de captar la percepción hacen del jugador en potencia un sujeto lleno de poderes donde el conflicto de lo real con lo irreal desaparece; esa delgada escisión entre el mundo artificial y el poder tácito de llevar a lo real esa representación, imbrican al hombre en un maremagno de decisiones como limitar la artificialidad a la pantalla, o llevarla al mundo físico; engendrar imaginarios simbólicos como la violencia, el poder o la guerra, para asociarlo con la reiterada materialización de acciones sociales que apelan a estos eventos para definir el espectro real. El tradicionalismo del axioma humanista para determinar el devenir del tiempo, queda sumido en la artificialidad del juego como simulacro que entretiene y no como veracidad tangible de un estado natural fenomenológico: ―De forma más general, todas las funciones tradicionales (las funciones críticas, políticas, sexuales y sociales) se vuelven inútiles en un mundo virtual. O sobreviven sólo en la simulación, al igual que el culturismo en una cultura desencarnada, como funciones de burla o coartadas 118 ‖. Como axioma de verosímiles acepciones visuales, el entretenimiento masifica simulaciones que tienden a integrar verdades con intenciones de verdades o acercamiento someros a un estado racional; aunque no se trata de engendrar un antropocentrismo en función de la razón obviando las emociones y el estado subjetivo del hombre, si se trata de interpretar la axiología de un simulacro social desde el entretenimiento como resignificación del estatus quo, si es posible hablar de ello, de la quimera idealista sobre el 117 CALVINO, Ítalo (1998) Las ciudades invisibles. Editorial Siruela. España. Pág. 86 118 BAUDRILLARD, Jean (2002) La ilusión vital. Siglo XXI. Buenos Aires. Pág. 56 EL LENGUAJE ICONOGRÁFICO: MITOLOGÍAS EN LA ERA DIGITAL 46 conocimiento de toda la verdad. En este sentido, me permito esbozar tres modelos que corresponden al entretenimiento como alegoría y simulacro. El primer modelo obedece a la asociación del entretenimiento con el estado ideal. El hombre ha deseado acercarse a sus ideales como materialidades cercanas susceptibles de ser implementadas en el momento en que el hombre así lo desee, en ese sentido el entretenimiento recrea el simulacro de una vida ideal ligada a la idea eterna de la fiesta semanal, la celebración necesaria para conmemorar la especialidad de un logro o el asumir las responsabilidades como juegos sin consecuencias. Dichas posturas extremas de un simulacro mediado por la idealización de un estado al cual se apela para escapar de problemáticas determinas, que acusan una amenaza a ese estado ideal redundando en la idea de la entretención como estado a merecer, situación a vivir o fin por el cual se trabaja, de allí el imaginario de las vacaciones en la playa donde la arena es perfecta, el sol está en su punto y el océano es azul, este ideal colorea el mundo del sujeto, ocultando su esencia: ―colorear el mundo siempre es una manera de negarlo (es posible que haya que comenzar un cuestionamiento al color en el cine). Privado de toda sustancia, arrojado al color, desencarnado por el lujo de las "imágenes 119 " Un segundo modelo se relaciona con el aspecto material y tangible del entretenimiento en la vida cotidiana. Las modernas presentaciones del entretenimiento como sistema tangible, emplazado en artefactos, actividades o prácticas fuera de lo común (entendiéndola como la cotidianidad del sujeto) invitan al sujeto a un mundo plagado de gratificaciones, que implican el uso de un artefacto determinado. Ejemplo de ello está en las juegos de video, donde no basta solo mirar la pantalla para entretenerse sino que se demanda el uso directo de la consola mediante un control, para hacer efectivo el proceso de gratificación desde el entretenimiento; otro ejemplo de esta sintomatología son las tecnologías caseras (reproductores multimedia, 119 BARTHES, Roland (1999). Mitologías. Siglo XXI. Madrid. Pág. 100
videograbadoras y cámaras fotográficas) las cuales como aditamento latente en la cotidianidad del hogar, registran eventos comúnmente ligados con el ocio o el tiempo libre del núcleo familiar, nótese como al implementación directa de esta tecnología hace del usuario un sujeto entretenido, mediante el acto tácito de pulsar un botón, registrar una fotografía o utilizar el artefacto como memoria de un evento. La implementación de la tecnología ha resultado en factor de entretenimiento para la sociedad: ―tecnologías de poder, que determinan la conducta de los individuos, los someten a cierto tipo de fines o de dominación, y consisten en una objetivación del sujeto 120 ‖ Para finalizar, el tercer modelo ubica al entretenimiento como idealización, meta o fin ulterior de la existencia. Quisiera detenerme en la siguiente cuestión: ¿es la representación del entretenimiento tecnológico, deportivo, social o recreativo el fin último de una idea de la vida plena e ideal? La respuesta a esta pregunta está del lado del isomorfismo existencial del hombre como consumidor que sacia sus deseos y del hombre como consumidor que necesita satisfacer necesidades. Estas últimas convergen en el plano de la esencia natural y antropológica del sujeto como naturalidad cuya percepción es susceptible de ser moldeada a través de cánones existencialistas, que de manera tácita le cuestionan sobre sus fines, labores y demás desarrollos físico/subjetivos en la realidad, donde la entretención ocupa gran parte de sus preocupaciones, el tiempo para vacaciones, el descanso merecido, la fiesta de la noche, el carnaval de la ciudad o el festejo para conmemorar el cumpleaños. La virtualidad como noción del entretenimiento, estar y no estar a la vez en la entretención, rememora un acercamiento al interrogante planteado, donde el fin ulterior, aunque no date del entretenimiento, si data de la percepción ideal que acaece en el pensamiento humano, la noción de tiempo, y la noción de lo “real” constituible mediante las realidades irresolutas que juegan en la frontera de la imaginación y el artificio virtual: ―En la realidad virtual, la transparencia absoluta converge con la absoluta 120 FOUCAULT, Michel (1990) Las Tecnologías del Yo. Paídós. Barcelona. Pág. 22 EL LENGUAJE ICONOGRÁFICO: MITOLOGÍAS EN LA ERA DIGITAL 47 simultaneidad. Este cortocircuito e instantaneidad de todas las cosas en la in formación global es lo que llamamos ―tiempo real 121 ‖, un tiempo entendible en términos de satisfacción, gratificación y deseos cumplidos. 121 BAUDRILLARD, Jean (2002) La ilusión vital. Siglo XXI. Buenos Aires. Pág. 56-57
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