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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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216 <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Patriarcas</strong> y <strong>Profetas</strong><br />

Al siguiente día Moisés vio a dos hebreos que reñían entre sí,<br />

uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> era evi<strong>de</strong>ntemente culpable. Moisés lo reprendió, y el<br />

hombre, oponiéndosele, le negó el <strong>de</strong>recho a intervenir y lo acusó<br />

así vilmente <strong>de</strong> un crimen: “¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y<br />

juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?”<br />

Todo el asunto, exagerado en sumo grado, se supo rápidamente<br />

entre <strong>los</strong> egipcios, y hasta llegó a oídos <strong>de</strong>l faraón. Se le dijo al rey<br />

que este acto era muy significativo; que Moisés tenía el propósito<br />

<strong>de</strong> acaudillar a su pueblo contra <strong>los</strong> egipcios; que quería <strong>de</strong>rrocar el<br />

gobierno y ocupar el trono; y que no habría seguridad para el reino<br />

mientras él viviera. El monarca <strong>de</strong>cidió en seguida que <strong>de</strong>bía morir.<br />

Reconociendo su peligro, Moisés huyó hacia Arabia.<br />

El Señor dirigió su marcha, y encontró asilo en casa <strong>de</strong> Jetro,<br />

sacerdote y príncipe <strong>de</strong> Madián que también adoraba a Dios. Después<br />

<strong>de</strong> un tiempo, Moisés se casó con una <strong>de</strong> las hijas <strong>de</strong> Jetro; y<br />

allí, al servicio <strong>de</strong> su suegro como pastor <strong>de</strong> ovejas, permaneció por<br />

espacio <strong>de</strong> cuarenta años.<br />

Al dar muerte al egipcio, Moisés había caído en el mismo error<br />

que cometieron muchas veces sus antepasados; es <strong>de</strong>cir, había intentado<br />

realizar por sí mismo lo que Dios había prometido hacer.<br />

Dios no se proponía libertar a su pueblo mediante la guerra, como<br />

pensó Moisés, sino por medio <strong>de</strong> su gran po<strong>de</strong>r, para que la gloria<br />

fuera atribuida únicamente a él. No obstante, aun <strong>de</strong> este acto<br />

apresurado se valió el Señor para cumplir sus propósitos. Moisés<br />

no estaba preparado para su gran obra. Aun tenía que apren<strong>de</strong>r la<br />

misma lección <strong>de</strong> fe que se les había enseñado a Abraham y a Jacob,<br />

es <strong>de</strong>cir, a no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r, para el cumplimiento <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong><br />

Dios, <strong>de</strong> la fuerza y sabiduría humanas, sino <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r divino. Había<br />

otras lecciones que Moisés había <strong>de</strong> recibir en medio <strong>de</strong> la soledad<br />

<strong>de</strong> las montañas. En la escuela <strong>de</strong> la abnegación y las durezas había<br />

<strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a ser paciente y a controlar sus pasiones. Antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

gobernar sabiamente, <strong>de</strong>bía ser educado en la obediencia. Antes<br />

<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r enseñar el conocimiento <strong>de</strong> la divina voluntad a Israel, su<br />

propio corazón <strong>de</strong>bía estar en plena armonía con Dios. Mediante<br />

su propia experiencia tenía que prepararse para ejercer un cuidado<br />

paternal sobre todos <strong>los</strong> que necesitarían su ayuda.<br />

El ser humano se habría evitado ese largo período <strong>de</strong> trabajo y<br />

oscuridad, por consi<strong>de</strong>rarlo como una gran pérdida <strong>de</strong> tiempo. Pero

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