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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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La roca herida 377<br />

Una vez establecidos en Canaán, <strong>los</strong> israelitas se acostumbraron<br />

a celebrar con <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> gran regocijo el flujo <strong>de</strong>l agua<br />

<strong>de</strong> la roca en el <strong>de</strong>sierto. En la época <strong>de</strong> Cristo esta celebración se<br />

había convertido en una ceremonia muy impresionante. Se realizaba<br />

durante la fiesta <strong>de</strong> las cabañas, cuando el pueblo <strong>de</strong> todo el país<br />

se congregaba en Jerusalén. Durante <strong>los</strong> siete días <strong>de</strong> la fiesta <strong>los</strong><br />

sacerdotes salían cada día acompañados <strong>de</strong> música y <strong>de</strong>l coro <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

levitas, a sacar en un recipiente <strong>de</strong> oro agua <strong>de</strong> la fuente <strong>de</strong> Siloé.<br />

Iban seguidos por gran<strong>de</strong>s multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> adoradores, <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales<br />

tantos como podían acercarse al agua bebían <strong>de</strong> ella, mientras se<br />

elevaban <strong>los</strong> acor<strong>de</strong>s llenos <strong>de</strong> júbilo: “Sacaréis con gozo aguas <strong>de</strong><br />

las fuentes <strong>de</strong> la salvación”. Isaías 12:3. Luego el agua sacada por<br />

<strong>los</strong> sacerdotes era conducida al templo en medio <strong>de</strong> la algazara <strong>de</strong><br />

las trompetas y <strong>de</strong> <strong>los</strong> cantos solemnes: “Nuestros pies estuvieron<br />

en tus puertas, Jerusalén”. Salmos 122:2. El agua se <strong>de</strong>rramaba<br />

sobre el altar <strong>de</strong>l holocausto, mientras que repercutían <strong>los</strong> cantos <strong>de</strong><br />

alabanza y las multitu<strong>de</strong>s se unían en coros triunfales acompañados<br />

por instrumentos <strong>de</strong> música y trompetas <strong>de</strong> tono profundo.<br />

El Salvador utilizó este servicio simbólico para dirigir la atención<br />

<strong>de</strong>l pueblo a las bendiciones que él había venido a traerles. “En el<br />

último gran<strong>de</strong> día <strong>de</strong> la fiesta” se oyó su voz en tono que resonó<br />

por todos <strong>los</strong> ámbitos <strong>de</strong>l templo, diciendo: “Si alguien tiene sed,<br />

venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, <strong>de</strong><br />

su interior brotarán ríos <strong>de</strong> agua viva”. “Y esto -dice Juan- dijo <strong>de</strong>l<br />

Espíritu que habían <strong>de</strong> recibir <strong>los</strong> que creyeran en él”. Juan 7:37-39.<br />

El agua refrescante que brota en tierra seca y estéril, hace florecer<br />

el <strong>de</strong>sierto y fluye para dar vida a <strong>los</strong> que perecen, es un emblema<br />

<strong>de</strong> la gracia divina que únicamente Cristo pue<strong>de</strong> conce<strong>de</strong>r, y que,<br />

como agua viva, purifica, refrigera y fortalece el alma. Aquel en [389]<br />

quien mora Cristo tiene <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí una fuente eterna <strong>de</strong> gracia y<br />

fortaleza. Jesús alegra la vida y alumbra el sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> todos aquel<strong>los</strong><br />

que lo buscan <strong>de</strong> todo corazón. Su amor, recibido en el corazón, se<br />

manifestará en buenas obras para la vida eterna. Y no solo bendice<br />

al alma <strong>de</strong> la cual brota, sino que la corriente viva fluirá en palabras<br />

y acciones justas, para refrescar a <strong>los</strong> sedientos que la ro<strong>de</strong>an.<br />

Cristo empleó la misma figura en su conversación con la mujer<br />

<strong>de</strong> Samaria al lado <strong>de</strong>l pozo <strong>de</strong> Jacob: “Pero el que beba <strong>de</strong>l agua<br />

que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré

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