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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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90 <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Patriarcas</strong> y <strong>Profetas</strong><br />

lo sobrenatural. Comúnmente, la expresión “leyes <strong>de</strong> la naturaleza”<br />

abarca lo que el hombre ha podido <strong>de</strong>scubrir acerca <strong>de</strong> las leyes que<br />

gobiernan el mundo físico; pero ¡cuán limitada es la sabiduría <strong>de</strong>l<br />

hombre, y cuán vasto el campo en el cual el Creador pue<strong>de</strong> obrar, en<br />

armonía con sus propias leyes, y sin embargo, enteramente más allá<br />

<strong>de</strong> la comprensión <strong>de</strong> <strong>los</strong> seres finitos!<br />

Muchos enseñan que la materia posee po<strong>de</strong>res vitales, que se<br />

le impartieron ciertas propieda<strong>de</strong>s y que se la <strong>de</strong>jó luego actuar<br />

mediante su propia energía inherente; y que las operaciones <strong>de</strong> la<br />

naturaleza se llevan a cabo en conformidad con leyes fijas, en las<br />

cuales Dios mismo no pue<strong>de</strong> intervenir. Esta es una ciencia falsa,<br />

y no está respaldada por la Palabra <strong>de</strong> Dios. La naturaleza es la<br />

sierva <strong>de</strong> su Creador. Dios no anula sus leyes, ni tampoco trabaja<br />

contrariándolas: las usa continuamente como sus instrumentos. La<br />

naturaleza atestigua que hay una inteligencia, una presencia y una<br />

energía activa, que trabajan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus leyes y mediante ellas.<br />

Existe en la naturaleza la acción <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo. Cristo dice:<br />

“Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Juan 5:17.<br />

Los levitas, en un himno registrado por Nehemías, cantaban: “Tú<br />

solo eres Jehová. Tú hiciste <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>, y <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>, con<br />

todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, <strong>los</strong> mares y todo<br />

lo que hay en el<strong>los</strong>. Tú vivificas todas estas cosas”. Nehemías 9:6.<br />

En cuanto se refiere a este mundo, la obra <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong> Dios<br />

está terminada, pues fueron “acabadas las obras <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio<br />

<strong>de</strong>l mundo”. Hebreos 4:3. Pero su energía sigue ejerciendo su influencia<br />

para sustentar <strong>los</strong> objetos <strong>de</strong> su creación. Una palpitación<br />

no sigue a la otra, y un hálito al otro, porque el mecanismo que una<br />

vez se puso en marcha continúe accionando por su propia energía<br />

inherente; sino que todo hálito, toda palpitación <strong>de</strong>l corazón, es una<br />

evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l completo cuidado que tiene <strong>de</strong> todo lo creado Aquel<br />

en quien “vivimos, nos movemos y somos”. Hechos 17:28. No es en<br />

virtud <strong>de</strong> alguna fuerza inherente que año tras año la tierra produce<br />

sus abundantes cosechas y que continúa su movimiento alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong>l sol. La mano <strong>de</strong> Dios dirige <strong>los</strong> planetas, y <strong>los</strong> mantiene en su<br />

puesto en su or<strong>de</strong>nada marcha a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>. “Él saca y<br />

cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres y ninguna faltará.<br />

¡Tal es la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su fuerza y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su dominio!” Isaías<br />

40:26. En virtud <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r la vegetación florece, aparecen las

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