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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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46 <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Patriarcas</strong> y <strong>Profetas</strong><br />

esperanza iluminaba el tenebroso y horrible futuro, y lo libraba <strong>de</strong><br />

una completa <strong>de</strong>sesperación.<br />

Pero el plan <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción tenía un propósito todavía más amplio<br />

y profundo que el <strong>de</strong> salvar al hombre. Cristo no vino a la tierra<br />

únicamente por este motivo; no vino meramente para que <strong>los</strong> habitantes<br />

<strong>de</strong> este pequeño mundo acataran la ley <strong>de</strong> Dios como <strong>de</strong>be<br />

ser acatada; sino que vino para vindicar el carácter <strong>de</strong> Dios ante<br />

el universo. A este resultado <strong>de</strong> su gran sacrificio, a su influencia<br />

sobre <strong>los</strong> seres <strong>de</strong> otros mundos, así como sobre el hombre, se refirió<br />

el Salvador cuando poco antes <strong>de</strong> su crucifixión dijo: “Ahora es el<br />

juicio <strong>de</strong> este mundo; ahora el príncipe <strong>de</strong> este mundo será echado<br />

fuera. Y yo, cuando sea levantado <strong>de</strong> la tierra, a todos atraeré a mí<br />

mismo”. Juan 12:31, 32. El acto <strong>de</strong> Cristo, <strong>de</strong> morir por la salvación<br />

<strong>de</strong>l hombre, no solo haría accesible el cielo para <strong>los</strong> hombres, sino<br />

que ante todo el universo justificaría a Dios y a su Hijo en su trato<br />

con la rebelión <strong>de</strong> Satanás. Demostraría la perpetuidad <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong><br />

Dios, y revelaría la naturaleza y las consecuencias <strong>de</strong>l pecado.<br />

Des<strong>de</strong> el principio, el gran conflicto giró en <strong>de</strong>rredor <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong><br />

Dios. Satanás había procurado probar que Dios era injusto, que su<br />

ley era <strong>de</strong>fectuosa, y que el bien <strong>de</strong>l universo requería que fuera cambiada.<br />

Al atacar la ley, procuró <strong>de</strong>rribar la autoridad <strong>de</strong> su Autor. En<br />

el curso <strong>de</strong>l conflicto habría <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrarse si <strong>los</strong> estatutos divinos<br />

eran <strong>de</strong>fectuosos y sujetos a cambio, o perfectos e inmutables.<br />

Cuando Satanás fue expulsado <strong>de</strong>l cielo, <strong>de</strong>cidió hacer <strong>de</strong> la<br />

tierra su reino. Cuando sedujo y venció a Adán y a Eva, pensó<br />

que había conquistado la posesión <strong>de</strong> este mundo; “porque me han<br />

escogido como su soberano”, dijo él. Alegaba que era imposible que<br />

se otorgara perdón al pecador; que por lo tanto <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong>l<br />

género humano caído eran legítimamente sus súbditos y el mundo<br />

era suyo. Pero Dios dio a su amado Hijo, que era igual a él, para<br />

que sufriera la pena <strong>de</strong> la transgresión y proveyó así un camino<br />

mediante el cual el<strong>los</strong> pudieran ser <strong>de</strong>vueltos a su favor y a su hogar<br />

edénico. Cristo emprendió la tarea <strong>de</strong> redimir al hombre y <strong>de</strong> rescatar<br />

al mundo <strong>de</strong> las garras <strong>de</strong> Satanás. El gran conflicto que inició en<br />

el cielo iba a ser <strong>de</strong>cidido en el mismo mundo, en el terreno que<br />

Satanás reclamaba como suyo.<br />

El universo entero se maravilló al ver que Cristo <strong>de</strong>bía humillarse<br />

a sí mismo para salvar al hombre caído. El hecho <strong>de</strong> que Aquel que

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