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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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La conquista <strong>de</strong> Basán 401<br />

por <strong>de</strong>sfila<strong>de</strong>ros angostos y escarpados. En caso <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>rrotadas,<br />

sus fuerzas podrían encontrar en aquel <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> rocas un refugio<br />

don<strong>de</strong> <strong>los</strong> extranjeros no podrían perseguirlas.<br />

Seguro <strong>de</strong> su éxito, el rey salió con su enorme ejército a la<br />

llanura abierta; mientras que se oían <strong>los</strong> gritos <strong>de</strong>safiantes que partían<br />

<strong>de</strong> la meseta superior, don<strong>de</strong> se podían ver las lanzas <strong>de</strong> millares<br />

<strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> entrar en liza. Cuando <strong>los</strong> hebreos miraron la altura<br />

<strong>de</strong> aquel gigante <strong>de</strong> gigantes que sobrepasaba a <strong>los</strong> soldados <strong>de</strong> su<br />

ejército, cuando vieron <strong>los</strong> ejércitos que lo ro<strong>de</strong>aban y divisaron<br />

la fortaleza aparentemente inexpugnable, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la cual miles<br />

<strong>de</strong> soldados invisibles estaban atrincherados, muchos corazones <strong>de</strong><br />

Israel temblaron <strong>de</strong> miedo. Pero Moisés estaba sereno y firme; el<br />

Señor había dicho con respecto al rey <strong>de</strong> Basán: “No tengas temor<br />

<strong>de</strong> él, porque en tus manos lo he entregado junto con todo su pueblo<br />

y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, el rey amorreo que<br />

habitaba en Hesbón”. Deuteronomio 3:2.<br />

La fe serena <strong>de</strong> su jefe inspiraba al pueblo a tener confianza en<br />

Dios. Lo entregaron todo a su brazo omnipotente, y él no les faltó.<br />

Ni <strong>los</strong> po<strong>de</strong>rosos gigantes, ni las ciuda<strong>de</strong>s amuralladas, ni tampoco<br />

<strong>los</strong> ejércitos armados y las fortalezas escarpadas podían subsistir<br />

ante el Capitán <strong>de</strong> la hueste <strong>de</strong> Jehová. El Señor conducía al ejército;<br />

el Señor <strong>de</strong>sconcertó al enemigo; y obtuvo la victoria para Israel.<br />

El gigantesco rey y su ejército fueron <strong>de</strong>struidos; y <strong>los</strong> israelitas<br />

no tardaron en poseer toda la región. Así se borró <strong>de</strong> la faz <strong>de</strong> la<br />

tierra esa gente extraña, que se había entregado a la iniquidad y a la<br />

idolatría abominable.<br />

En la conquista <strong>de</strong> Galaad y <strong>de</strong> Basán hubo muchos que recordaron<br />

<strong>los</strong> acontecimientos que, casi cuarenta años antes, habían<br />

con<strong>de</strong>nado a Israel, en Ca<strong>de</strong>s, a una larga peregrinación por el <strong>de</strong>sierto.<br />

Veían que el informe <strong>de</strong> <strong>los</strong> espías tocante a la tierra prometida<br />

era correcto en muchos sentidos. Las ciuda<strong>de</strong>s estaban amuralladas [413]<br />

y eran muy gran<strong>de</strong>s, y las habitaban gigantes, frente a <strong>los</strong> cuales <strong>los</strong><br />

hebreos no eran sino pigmeos. Pero podían ver ahora que el fatal<br />

error <strong>de</strong> sus padres fue <strong>de</strong>sconfiar <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Únicamente<br />

esto les había impedido entrar en seguida en la hermosa tierra.<br />

La primera vez que se prepararon para entrar en Canaán eran<br />

menos que ahora las dificulta<strong>de</strong>s que acompañaban la empresa. Dios<br />

había prometido a su pueblo que si lo obe<strong>de</strong>cía y oía su voz, iría

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