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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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Elí y sus hijos 539<br />

36. Ya no conocían el gran sacrificio antitípico hacia el cual <strong>de</strong>bían<br />

mirar. “El pecado <strong>de</strong> estos ayudantes era muy gran<strong>de</strong> ante Jehová”.<br />

Estos sacerdotes infieles violaban también la ley <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>shonraban<br />

su santo cargo por sus prácticas viles y <strong>de</strong>gradantes; pero<br />

continuaban contaminando con su presencia el tabernáculo <strong>de</strong> Dios.<br />

Mucha gente, llena <strong>de</strong> indignación por la conducta corrompida <strong>de</strong><br />

Ofni y Finees, <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> subir al lugar indicado para el culto. Así<br />

el servicio que Dios había or<strong>de</strong>nado fue menospreciado y <strong>de</strong>scuidado<br />

porque estaba asociado con <strong>los</strong> pecados <strong>de</strong> hombres impíos,<br />

mientras que aquel<strong>los</strong> cuyos corazones se inclinaban hacia el mal se<br />

envalentonaron en el pecado. La impiedad, el libertinaje y hasta la<br />

idolatría prevalecían en forma alarmante.<br />

Elí había cometido un grave error al permitir que sus hijos asumieran<br />

<strong>los</strong> cargos sagrados. Al disculpar la conducta <strong>de</strong> el<strong>los</strong> con<br />

este o aquel pretexto, quedó ciego con respecto a sus pecados; pero<br />

por último llegaron a tal punto que ya no pudo <strong>de</strong>sviar más <strong>los</strong> ojos<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> sus hijos. El pueblo se quejaba <strong>de</strong> sus actos <strong>de</strong><br />

violencia, y el sumo sacerdote sintió pesar y angustia. No se atrevió<br />

a callar por más tiempo. Pero sus hijos se habían criado pensando<br />

únicamente en sí mismos, y ahora no respetaban a nadie. Veían la angustia<br />

<strong>de</strong> su padre, pero sus corazones endurecidos no se conmovían.<br />

Oían sus benignas amonestaciones, pero no se <strong>de</strong>jaban impresionar,<br />

ni quisieron cambiar su mal camino cuando fueron advertidos <strong>de</strong><br />

las consecuencias <strong>de</strong> su pecado. Si Elí hubiera tratado con justicia<br />

a sus hijos impíos, habrían sido <strong>de</strong>stituidos <strong>de</strong>l sacerdocio y castigados<br />

con la muerte. Temiendo <strong>de</strong>shonrar<strong>los</strong> así públicamente y<br />

con<strong>de</strong>nar<strong>los</strong>, <strong>los</strong> mantuvo en <strong>los</strong> puestos más sagrados y <strong>de</strong> más<br />

responsabilidad. Siguió permitiéndoles que mezclaran su corrupción<br />

con el santo servicio <strong>de</strong> Dios, y que infligieran a la causa <strong>de</strong> la verdad<br />

un perjuicio que muchos años no podrían borrar. Pero cuando el juez [564]<br />

<strong>de</strong> Israel <strong>de</strong>scuidó su obra, Dios se hizo cargo <strong>de</strong> la situación.<br />

“Vino un varón <strong>de</strong> Dios ante Elí, y le dijo: “Así ha dicho Jehová:<br />

‘¿No me manifesté yo claramente a la casa <strong>de</strong> tu padre cuando<br />

estaban en Egipto en la casa <strong>de</strong>l faraón? Lo escogí para que fuera mi<br />

sacerdote entre todas las tribus <strong>de</strong> Israel, para que ofreciera sobre mi<br />

altar, quemara incienso y llevara efod <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> mí. Yo concedí a la<br />

casa <strong>de</strong> tu padre todas las ofrendas <strong>de</strong> <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israel. ¿Por qué<br />

habéis pisoteado <strong>los</strong> sacrificios y las ofrendas que yo mandé ofrecer

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