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No la sentirán. Ya sabemos que usted tiene curiosidad de alunizar en el satélite.<br />
Permiso, nos retiramos brevemente.<br />
—Amiguitos —dijo Titanio—: Miren y noten cómo la Luna comienza a hacerse<br />
grande y la Tierra chica. Pronto presenciaremos un eclipse de “Tierra”, y<br />
descenderemos en un cráter lunar.<br />
Así fue: la nave, adquiriendo una increíble velocidad, tomó rumbo hacia la Luna.<br />
UNA GRAN VERDAD<br />
Mientras el Bit-Girox cubría la distancia entre los dos astros, el Extraguía dialogaba con<br />
el científico:<br />
—Debo comunicarle algo de capital importancia para usted y su mundo.<br />
¿Podría acompañarme al otro extremo de la nave? Celesta se quedará con los<br />
Niños.<br />
— ¡Con gusto!<br />
Los dos hombres se dirigieron al otro extremo de la nave. Al pasar por su centro,<br />
Sabium observó algo que le llamó la atención. Era, algo así, como una escultura de<br />
arte moderno.<br />
Estaba compuesta por unas aletas de un material transparente que albergaba en su<br />
centro una esfera de la cual brotaba un raro brillo. No tenía partes móviles ni parecido<br />
a máquina terrestre alguna. Alrededor del conjunto se observaba una cierta ionización<br />
o leve incandescencia debía ser un campo de fuerza. Sabium iba a preguntar algo<br />
cuando Titanio se adelantó:<br />
— Es nuestro sistema antigravedad. Su centro lo constituye un acumulador o<br />
contrarrestador de inercia.<br />
— Nuestros sistemas de control se encuentran situados en el plano superior de la nave<br />
y, en la parte inferior del piso que estamos recorriendo, se almacenan los distintos<br />
materiales energéticos que alimentan nuestros sistemas de desplazamiento y<br />
protección.<br />
Sabium, admirado, preguntó:<br />
— Sus sistemas defensivos deben ser muy Poderosos ¿soportan ustedes<br />
muchas guerras en el espacio?