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Pocos habían dado crédito a ciertos fenómenos ―no identificados‖, y los testigos no<br />
podían convencer a los escépticos que necesitaban, para creer, oler y tocar:<br />
Los ignorantes convierten en ridículas las cosas que no pueden comprender.<br />
Ahora la realidad los hizo estremecer y sus huesos crujieron.<br />
Por fin, el primer presidente del mundo tenía pruebas contundentes sobre la vida fuera<br />
de este mundo.<br />
—Amados compañeros de existencia:<br />
—No se perturben por lo que les voy a confirmar; es buena noticia:<br />
—No estamos solos en el Universo: se encuentran, con nosotros, los extraterrestres.<br />
Son nuestros amigos.<br />
—Ellos nos ayudaron en situaciones críticas y, a ellos debemos la facilidad de la<br />
comunicación en esta ocasión. Ellos limpiaron la atmósfera extrayendo los venenosos<br />
vapores radiactivos que dejaron las bombas. De no haber sido así, estuviésemos todos<br />
muriendo lentamente.<br />
Como prueba de lo anterior, les acabo de dar permiso oficial de aterrizar en nuestro<br />
planeta. Dentro de una hora, exactamente, verán descender, con deslumbrante brillo,<br />
12 mil “ovis*. En las 12 mil ciudades más pobladas del planeta.<br />
*(Objetos Volantes‖ identificados)<br />
—Aunque ellos tienen plenos poderes no son belicosos, son nuestros amigos.<br />
—Estén pendientes mirando el firmamento. Verán potentes luces que se precipitaran<br />
sobre las ciudades. No se asusten. Son naves venidas de un lejano mundo, para<br />
presentar un fraternal saludo.<br />
—Vienen en son de paz y amor. Nos unirán con lazos de amistad al resto del Universo.<br />
Mientras ello ocurre, tengo el honor de presentarle al director de esa poderosa flota.<br />
Acto seguido, ante la vista aterrada de los desconcertados invitados, se abrió una<br />
cortina metálica y aparecieron, al fondo, varias naves extrasolares, de hermosas<br />
formas, inimaginables por el hombre.<br />
De una de estas relucientes naves bajaba un hombre esbelto, de mirada penetrante.<br />
Lo acompañaba una mujer de rutilante belleza, y una angelical criatura de<br />
cabellos dorados.<br />
—Con ustedes —anunció Sabium, —el comandante de la misión extraterrestre que en<br />
contados minutos iniciará el descenso a la Tierra.