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Juntas de científicos y extraterrestres agotaron todas las posibilidades, sin contemplar<br />
una solución al problema. Sabium, como presidente del mundo, debía tener solución<br />
para enfrentarse a tan horrible asesino.<br />
La gente, consciente de los hechos, no le quedaba más remedio que rezar y olvidar<br />
este mundo. Milenios de sufrimientos había costado la felicidad que disfrutaban y,<br />
ahora, la furia satánica en poco tiempo los destruiría.<br />
Mientras los científicos, sin encontrar soluciones se acercaban al borde del desespero,<br />
un hombre, con seño pensativo, concentraba toda su inteligencia en un solo punto.<br />
Malignus era su enemigo y debía destruirlo.<br />
BRILLANTE IDEA<br />
Alguien había dicho que, con la sabiduría de Salomón y el poder del diablo, reunidos,<br />
lograrían destruirlo.<br />
Sabium poseía sabiduría suficiente pero le faltaba el poder del diabl…¡Eso es!<br />
La mente del científico se había iluminado con una brillante idea.<br />
Recordemos que, en el tiempo de la loca carrera armamentista, el poder de la maldad<br />
indujo a los hombres a producir miles de poderosas bombas atómicas mega<br />
destructoras, que aún permanecían escondidas en bases secretas.<br />
Habían sido calculadas para destruir la Tierra cinco veces. Si el hombre podía destruir<br />
la Tierra, también podría destruir un planeta que viniese al encuentro.<br />
Sabium pensó que, si lograba dispararlas todas contra Malignus, lo convertiría en polvo<br />
cósmico.<br />
Sin pérdida de tiempo ordenó el desmantelamiento de todas las bases y escondites<br />
atómicos. Ante la sorpresa de los habitantes, centenares de miles de cargas nucleares<br />
encontraron en las madrigueras infernales que, la maldad, había hecho construir a los<br />
humanos para su propia destrucción.<br />
Sabium, con sabiduría, utilizó el poder del ―diablo‖ contra Malignus y, por buen motivo,<br />
llegó la hora de un verdadero desarme. La humanidad dormía sobre un polvorín. Esta<br />
era la oportunidad de salir de él.<br />
El desarme de la Tierra fue total. Malignus sería severamente castigado.<br />
Titanio dispuso sus naves y fue colocando, en un punto del espacio, una a una las<br />
mortíferas armas, hasta formar con ellas una monstruosa falange destructora.<br />
Sus mecanismos detonantes fueron programados, y un Bit-Girox, por medio de un flujo<br />
magnético, las comenzó a empujar hacia el negro cuerpo espacial que venía con ideas<br />
pavorosas.<br />
La lucha era a muerte: o destruir o ser destruidos.