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SONIDO OCTOFÓNICO - Magnum Astron

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Hombres de 500 naciones, en veloces aviones, se dirigían hacia un lugar secreto para<br />

descender en un punto desconocido.<br />

Allí decidirían, ante la vista aterrada de nueve mil millones de almas, el rumbo que<br />

debía seguir esta pesada nave ―Tierra 1‖, que con vértigos de inconciencia, se perfilaba<br />

en el horizonte de la incertidumbre.<br />

La clave de todo esto la tenía un solo hombre que paulatinamente se convertía en un<br />

héroe enigmático y colosal.<br />

UNA CIUDAD DE OTRO MUNDO<br />

La hora de la cita lentamente se acercaba para los espectadores. Los aviones<br />

presidenciales, de todas las naciones, se encaminaban hacia las coordenadas<br />

oceánicas anunciadas por Sabium.<br />

Los primeros en acercarse al sitio esperaban una señal clave que les informase el<br />

punto exacto de aterrizaje. Los pilotos empezaron a sentir preocupación.<br />

Se encontraban en mar abierto, a miles de kilómetros de cualquier lugar habitado. Esto<br />

podría ser un engaño o una trampa fatal. Los radares de los aviones no detectaban<br />

islas donde pudiera aterrizar.<br />

Hubo expectación, silencio y duda. Además era de noche en esas coordenadas.<br />

¡Oh! ¡Qué alivio!<br />

La tensión fue breve y la información llegó a tiempo. Los pilotos captaron en sus<br />

audífonos una varonil voz desconocida:<br />

—Amables capitanes de vuelo: se encuentran en la zona señalada. Muy amables por<br />

haber venido; no sientan desconfianza.<br />

—Verán, sobre el océano, una pista firme y segura. Coloquen el avión con el ―mando<br />

automático‖. Nosotros nos encargaremos de hacer descender la nave, sin peligro<br />

alguno.<br />

Estupefactos, los ocupantes de las naves vieron cómo se iluminaba una enorme pista<br />

en medio del océano. No se trataba de un porta-aviones, en razón de que tenía un<br />

área mil veces más grande que el mayor conocido más bien se asemejaba a una<br />

ciudadela flotante.<br />

La iluminación no provenía de reflectores. Parecía como si el Sol estuviese alumbrando<br />

únicamente esa parte del océano.

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