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— Ya creo que la gente sí los ha visto. ¡Obvio! Cuando penetran en la atmósfera, el<br />
sistema de navegación gira a una velocidad cinético-lumínica que ioniza el aire y emite<br />
luz.<br />
— ¡Todo está correcto! ya entiendo. A pesar de todo, voy a tener que quedarme<br />
callado; ¡me creerán loco o iluso! Qué pena; así he llamado a los que insistían antes<br />
sobre los ovnis. Debí haber investigado antes.<br />
— Cuando el río suena piedras lleva y este río ya ha sonado lo suficiente durante<br />
mucho tiempo. No le habíamos prestado la debida atención. Al fin y al cabo nadie tenía<br />
pruebas contundentes. Muchas veces los científicos necesitamos ver, oler y tocar para<br />
creer. Nadie nos había traído un ovni hasta nuestro laboratorio para convencernos.<br />
Ahora tampoco me van a creer, a no ser que…<br />
PERFECTO ALUNIZAJE<br />
Un brusco amanecer hizo suspender el pensamiento del científico. El horizonte Lunar<br />
no tenía atmósfera que suavizara el repentino contraste de luz y sombra. Nada de color<br />
azulado, ni arreboles; la Luna estaba ―muerta‖. La vida como la conocemos allí debía<br />
reposar en condiciones artificiales.<br />
El Bit-Girox adquiría una fantástica velocidad al contornear la superficie selenita. El Sol<br />
se erguía rápidamente. Sin vibración, sin ruido, el aparato comenzó el descenso en la<br />
Luna. Los Sabium’s percibían aquel alunizaje como si estuviesen estáticos en un salón<br />
de cine con pantallas colosales que mostraban mundos enteros y reales.<br />
Sin producir ningún sonido, la nave se posó en la Luna.<br />
— Podemos salir —invitó Titanio—, un campo de fuerza nos protege individualmente.<br />
Aprecien un maravilloso y extraño panorama.<br />
Como en un país de maravillas, nuestros personajes se encontraban al borde de una<br />
inmensa roca. No tenían trajes espaciales. Una gran burbuja magnética saturada de<br />
oxígeno los cobijaba y protegía de las mortíferas condiciones de ese mundo artificial.<br />
En la Luna, el peso de sus cuerpos era muy inferior y se sentían ligeros.<br />
Matilda agarró a su padre a la altura de las piernas, lo levantó y dijo: — soy<br />
superman.<br />
Todo transcurría alegremente. Apreciaron el inmenso circo o cráter lunar. Al fondo de<br />
éste se divisan otros cráteres más pequeños. La Tierra se asomaba aparentando ser<br />
una gigantesca luna azul.