DE LA SIERRA A LA CAPITAL - La Casa de Panchita

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Salud laboral
burro, para mi abuelo: papa, chuño, cebada, como un pago para mi abuelo. Y le
hicieron tomar alcohol, así. Mi mamá se retiró con ellos de la casa. Sin saber, ella no
pensaba esa vez, según que dice: «yo no estaba preparada para ir». El chico que
viene puede elegir: «acá tengo mis tres hijas ¿cuál de ellas te vas a llevar?». Y
eligió a mi mamá. Quizás de lejos le miraba a mi mamá, por eso vinieron; le
gustaría mi mamá, pero así, de cerca, nunca se enamoraron. Pero, más antes no
hablaron, ni se conocieron con mi papá... Acostumbrarse es lo único que les quedaba,
porque si te separabas, las autoridades (de la comunidad) reaccionaban. Antes que
tú te separes, tu papá te decía: «¡cómo vas a hacer eso! ¡Vas a hacer malo a la
familia!». Tenías que aguantar, para que digan nada más que «esa familia no se
divorcia, en esa familia sí saben respetar». Así se respeta con la gente, no se divorcia.
Ahora, tampoco se divorcia, no llegan hasta el divorcio. Se separan y cada uno
hace su vida. Ahora ya enamoramos, podemos elegir con quién casarnos. Nuestros
padres ya no nos pueden decir mucho; tampoco ellos, ahora, ya no se ponen de
acuerdo. Ahora nosotros decidimos. Antes, los padres decidieron... el chico tiene que
venir a la casa, a pedir la mano al padre. Así, si se pone de acuerdo, luego ya nos
casamos. Así es ahora.
(Wara, 20 años, educación secundaria completa)
2. 3. IDIOMA
Dentro de las familias y con otros miembros de la comunidad, se utiliza la lengua materna;
normalmente, niños y niñas aprenden castellano en la escuela. Se puede encontrar
comunidades donde las mujeres casi no hablan castellano; en cambio, los hombres lo
manejan con mayor fluidez, debido a que tienen mayor escolaridad y mantienen contacto
más frecuente con la ciudad.
Los padres y profesores se preocupan para que leamos, que aprendamos el castellano...
para que no seamos discriminados, aprendemos el castellano.
(Wara, 20 años, educación secundaria completa)
En mi familia hablamos combinado. No entiendo mucho (el quechua), sí entiendo, pero
no pronuncio bien el quechua. Por ejemplo, mi mamá me habla en quechua y yo le
contesto en castellano. Algunas veces le contesto también en quechua. Ella me habla
quechua y yo le contesto así, pensando...
(Carla, 17 años, 4 o de educación secundaria)
En Lima, se da el caso de trabajadoras del hogar que tienen vergüenza de hablar en
su lengua materna, y solamente la usan con la familia y paisanos. En su centro de
trabajo y lugares públicos no hablan su idioma nativo por temor a ser discriminadas.
Algunas de ellas ni siquiera desean escuchar música de su pueblo, porque se canta
en quechua.