DE LA SIERRA A LA CAPITAL - La Casa de Panchita
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<strong>LA</strong> SALUD: <strong>de</strong>recho violado<br />
En octubre nos reunimos todos, todos. Hay una costumbre en mi pueblo y toda la gente<br />
viene, hacen fiesta. Al año nos encontramos casi todos los paisanos allí. Nos encontramos,<br />
conversamos, tomamos, bailamos, hay música, contratamos orquesta y toda la gente baila.<br />
Hay procesión, para hacer pasear casa por casa. Eso a mí me gusta, también. Voy al año<br />
una vez. Alquilamos un local gran<strong>de</strong>, toda la gente lo colabora (da dinero) para el local<br />
y para poner flores. Preparan comida ¡igualito que en la sierra! Cuando nos encontramos<br />
entre paisanos, ya nos hablamos en quechua... En mi salón (<strong>de</strong>l colegio), también hay unas<br />
amigas, hay tres que saben, y con ellas siempre hablamos en quechua.<br />
(Agripina, 24 años, 4 o <strong>de</strong> educación secundaria)<br />
Cuando les es posible, practican las costumbres <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong>l origen, principalmente en<br />
espacios privados. En las calles o lugares públicos no lo hacen por temor a la discriminación.<br />
Por ejemplo, cuando los empleadores viajan, ellas cocinan comidas típicas <strong>de</strong> su<br />
tierra; cuando se encuentran con personas que hablan la misma lengua materna en las<br />
casas don<strong>de</strong> trabajan, en el colegio o en <strong>La</strong> <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>Panchita</strong> lo utilizan y se sienten bien.<br />
En <strong>La</strong> <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>Panchita</strong>, hay personas con quien sí hablamos aymara. Hablo con ellas, es<br />
como un encuentro. No son <strong>de</strong> mi mismo pueblo pero es <strong>de</strong> otra provincia o <strong>de</strong> otro<br />
distrito, pero nosotros hablamos el mismo idioma. Hablando aymara en Lima, vuelvo a mis<br />
raíces cuando hablo con ellas. Me siento bien cuando hablo, me encuentro con esta clase<br />
<strong>de</strong> personas, con muchas ganas <strong>de</strong> superarse. Es lo que más me gusta y cuando volvemos<br />
a hablar así, aymara, volvemos a las raíces. Mi tierra está presente cuando nos encontramos<br />
con ellos. Aunque siempre los tengo presente, extraño mucho cómo es la gente allá,<br />
cómo somos todos, la forma hasta <strong>de</strong> comer, ¡<strong>de</strong> todo! Extraño todo; es distinto.<br />
(Wara, 20 años, educación secundaria completa)<br />
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