DE LA SIERRA A LA CAPITAL - La Casa de Panchita
DE LA SIERRA A LA CAPITAL - La Casa de Panchita
DE LA SIERRA A LA CAPITAL - La Casa de Panchita
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>LA</strong> SALUD: <strong>de</strong>recho violado<br />
He cambiado en Lima. En mi forma <strong>de</strong> ser, he crecido un poco más. Me pongo distinto<br />
ropa, me porto bien. Antes renegaba mucho; o sea, mucho les gritaba a los niños, mis<br />
hermanos que vivían en mi casa. Ahora no, porque no tengo a quien gritarle. Allá me<br />
vestía con polleras, vestidos largos. No me ponía pantalón, todo era polleras, nomás, así,<br />
anchos. Chompas, todo vestía con chompa, ahora no. En verano e invierno es diferente<br />
ropa. En cambio, allá, es la misma ropa; no hay mucha plata para comprar ropa. Nosotros<br />
mismos tejemos la ropa... Ya no me gusta poner pollera... no sé, me da roche (vergüenza)<br />
ponerme otra vez. A<strong>de</strong>más, mis polleras que he <strong>de</strong>jado, ya no me quedan. Cuando vine a<br />
Lima, no me gustaba poner el pantalón, tenía vergüenza cuando salía a la calle. Trabajando<br />
en mi trabajo, con falda nomás estaba, con minifalda, así nomás trabajaba. Pero,<br />
cuando salía a la calle, mi tía me <strong>de</strong>cía que tengo que ponerme el pantalón, porque así mi<br />
tía me estaba acostumbrando. Decía que: «tienes que poner el pantalón, porque en la calle<br />
la gente es muy malcriada, a veces». A mi no me gustaba, mi tía me compró un pantalón<br />
y me quedaba apretado, no me gustaba cómo me quedaba. Y ahora prefiero pantalón que<br />
falda; me acostumbré.<br />
(Roxana, 17 años, 4 o <strong>de</strong> educación secundaria)<br />
Antes usaba falda. Pantalón no me gustaba ponerme, para nada. Lloraba cuando mis<br />
hermanas me daban pantalón para ponerme, no quise; poco a poco me acostumbré.<br />
Ahora, ya no uso falda porque me dicen, cuando salgo en la calle, aquí en Lima, me<br />
fastidian: «esas piernas que tienes». Ahora tengo vergüenza ponerme falda. En mi pueblo,<br />
todo pantalón uso. Falda sí me he puesto, pero un día nomás. Mi mamá sí usa pollera, pero<br />
yo no.<br />
(Marta, 20 años, 4 o <strong>de</strong> educación secundaria)<br />
Luego <strong>de</strong> haber vivido un tiempo en la ciudad, hacen una comparación con su vida en el<br />
campo. Así, encuentran que prefieren vivir en Lima, a pesar <strong>de</strong> la discriminación, y se les<br />
hace muy difícil retomar las costumbres <strong>de</strong> su pueblo y hasta <strong>de</strong> su propia familia. En la<br />
ciudad tienen ingresos, que aunque sean pequeños les permiten satisfacer sus necesida<strong>de</strong>s<br />
básicas, estudios, recreación y ayudar en algo a su familia en la provincia.<br />
Poco a poco fui aprendiendo, ya aprendí a vivir acá. Ya, cuando voy a la sierra, ya no me<br />
acostumbro tanto. Cuando llego, máximo estoy un mes, así, y ya estoy <strong>de</strong> vuelta otra vez.<br />
(Bertha, 20 años, 4 o <strong>de</strong> educación secundaria)<br />
Ahora estoy acostumbrada, veo a Lima como mi casa. Me he acostumbrado acá, que me ha<br />
dado pena <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlo, porque ya me acostumbré a las cosas, la gente, a tener amista<strong>de</strong>s,<br />
a tener más libertad <strong>de</strong> expresar. Porque acá es más abierto; en la sierra, es como un poco<br />
cerrado... no tienes la libertad <strong>de</strong> expresar, como uno lo tiene acá, en la costa. Tienes más<br />
facilidad para hacer tus cosas, para expresarte, para <strong>de</strong>cir. En la sierra no es así, en la<br />
sierra es así: si tus padres te dicen: «no tienes que salir», no sales... Acá, por ejemplo, uno<br />
sale con sus amigos a pasearse <strong>de</strong> aquí para allá, algo que en la sierra no se hace. En la<br />
54