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ase teórica a la música occidental.<br />
No es casual que griego sea el fonema que da nombre<br />
a nuestra pasión “mousiké”, a pesar que para los<br />
griegos el término era mucho más amplio que para nosotros<br />
como tendremos oportunidad de comprobar, o<br />
que también la canción -“melos”- que para Platón era<br />
la conjunción de habla, ritmo y armonía, sea la raíz etimológica<br />
de melodía.<br />
Tenemos que remontarnos a la época presocrática<br />
para encontrar el germen fecundador de la cosmología<br />
griega, y por ende el de la teoría musical. Allí surge<br />
la dialéctica entre el Uno y lo Múltiple. Las cosas se<br />
transforman, luego deben tener un sustrato común, el<br />
principio de todo, del que después surgen las variantes<br />
individuales.<br />
Así, para Tales de Mileto (c. 624 a.C. – c. 547 a.C.),<br />
ese principio era el agua; Heráclito (c. 540 a.C.- c. 480)<br />
sugiere el fuego, mientras Anaxímenes (c. 546 a.C.-?)<br />
defi ende al aire. Cuando esta visión exterior al hombre<br />
-al que se le considera una variante más del Uno- se<br />
complete con el estudio interior del hombre como sujeto,<br />
girará la línea fi losófi ca alumbrando a la fi guras de<br />
Platón (c. 428 a.C- 347 a.C) y Aristóteles (348 a.C- 322<br />
a.C).<br />
Por el camino nos encontraremos con Pitágoras<br />
(570 a.C- c.495 a.C.), músico, matemático y fi lósofo,<br />
que dará al Número y a sus relaciones, la categoría<br />
de Uno, base y el rector del Universo que no es<br />
más que la concreción física de la abstracción que el<br />
Número representa. Las matemáticas tienen que explicar<br />
el mundo de los sonidos. Incluso la “Armonía de<br />
las Esferas”, en clara alusión a la Astronomía. Si eso<br />
es verdad, los intervalos musicales deben obedecer a<br />
relaciones numéricas. Con esta premisa y el concurso<br />
de un monocordio, una cuerda tensada que se pulsaba<br />
en lugares distintos para acortar su longitud vibrante,<br />
observó que los sonidos obtenidos a distintas longitudes<br />
presentaban alturas diferentes. Relaciones longitudinales<br />
de 2:1 producían octavas; 4:3 cuartas y 3: 2<br />
quintas. De aquí al establecimiento de un sistema de<br />
escalas solo mediaba un paso, pero eso será objeto de<br />
un próximo artículo.<br />
AUDICIÓN MUSICAL<br />
En la entrada anterior escuchamos a una lira de seis<br />
cuerdas como instrumento evocador de la lira griega.<br />
Decíamos allí que el aulós, representaba el pariente<br />
lejano de nuestro oboe . Escuchémoslo para ilustrar<br />
musicalmente al texto. Un diletante como Giovanni Al-<br />
62<br />
<strong>Revista</strong> <strong>Atticus</strong><br />
binoni (1671-1751) compuso aproximadamente 2200<br />
años después de muerto Pitágoras -si 2200 años- su<br />
Concierto para oboe y orquesta en re menor Op. 9 nº<br />
2 como homenaje al Elector de Baviera, Maximiliano<br />
Emmanuel II (1662-1726), del que incluyo su segundo<br />
movimiento: Adagio. Así se escribe la Historia.<br />
Adagio<br />
GRECIA ( III )<br />
LA MÚSICA EN LA VIDA COTIDIANA GRIEGA.<br />
La música ya se mostraba presente en sus dos grandes<br />
vertientes –profana y religiosa- desde los tiempos<br />
de Homero (700 a.C.). Así, en la Odisea nos da cuenta<br />
de su presencia cuándo cita a los bardos y sus cantos de<br />
poemas épicos para amenizar los banquetes.<br />
La encontramos más tarde en los Juegos Píticos<br />
(586 a.C.), dónde Sakadas de Argos recrea la lucha de<br />
Apolo con la serpiente Pitón mediante una composición<br />
para aulos. Los torneos de instrumentistas de aulos<br />
y lira, así como los concursos de canto, van a ser<br />
frecuentes a partir del siglo IV a.C.<br />
Desde el punto de vista litúrgico la música era imprescindible<br />
en el culto a los dioses. Sirva de ejemplo<br />
resaltar cómo el culto a Apolo obligaba a la utilización<br />
del canto acompañado de la lira, mientras que será el<br />
aulos el que lo haga en el culto a Dionisio. Por otro<br />
lado no debemos olvidar que la mitología griega establece<br />
el origen divino de la música y a los dioses como<br />
los primeros instrumentistas. Cualquier duda sobre la<br />
importancia de aquella y su utilización religiosa queda<br />
despejada ante semejante hecho.<br />
Una pequeña disgresión para recalcar como desde<br />
la teoría del ethos se produce una diferenciación de los<br />
instrumentos que defi ne su utilización según al dios<br />
que estén destinados.<br />
El aulos, instrumento de viento, no permite el canto<br />
del intérprete, cosa que sí hace la lira. Dionisio, origen<br />
del vocablo dionisiaco, que en Roma se bautizará como<br />
Baco y del que deriva el concepto de bacanal, está asociado<br />
a la danza, al desenfreno e incluso al trance que<br />
como dios del vino produce; todo ello en un ambiente<br />
que el término bacanal defi ne muy bien. Música dionisiaca,<br />
en la acepción griega, y que ha llegado a nuestros<br />
días.<br />
En la vertiente escénica de la utilización musical,<br />
el aulos solía acompañar al canto de los coros en las