INVENTARIO DE RECETAS PROPIAS E INNOVADAS DE ... - IPES
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“…Primero, se pone a licuar el Borojó con el cangrejo, después<br />
se cuela. Luego, se adicionan el resto de los ingredientes (leche,<br />
azúcar, chontaduro, kola granulada, licor y miel) y se licúa otra<br />
vez. Yo lo pruebo para ver si quedó bueno de dulce. Al servirlo se<br />
le agrega una vitamina. Yo tengo diferentes vitaminas: por ejemplo<br />
la Ginseng, Supersex, Vitacerebrina o Fosfocerebral…”<br />
Luego de este breve recorrido por los sabores de las plazas de<br />
Kennedy, Quirigua y La Perseverancia, es necesario terminar hablando<br />
de la historia de una de las tantas cocineras que día a<br />
día cocinan los platos con los que propios y extraños se deleitan.<br />
Se trata de Gioconda Cajiao, quien tiene un puesto en la plaza<br />
de La Perseverancia que abrió luego de cerrar su restaurante<br />
localizado en la carrera 5a conocido, como El Burujón. Su historia<br />
gira en torno a la combinación de saberes, olores, sabores<br />
y aromas, productos del mestizaje, que lleva consigo desde la<br />
tierra que la vio nacer: Barbacoa. Su vida transcurrió al lado de<br />
sus nanas negras, quienes la cuidaron una vez su madre falleció.<br />
Sus recuerdos culinarios se remontan hasta la edad de 11<br />
años, cuando quedó huérfana. Guarda los recuerdos de la gran<br />
cocina instalada en palafitos (lacustre), que hacía parte de su<br />
hogar. Las recetas de Gioconda son reflejo de la herencia de<br />
algunos ingredientes de sus ancestros españoles, de los saberes<br />
de la nana negra y de las costumbres culinarias indígenas. En<br />
ellas aparece el río Telembí, por donde llegaban los indígenas y<br />
negros con los productos de la tierra.<br />
En su cocina, se puede encontrar desde un suculento tamal de<br />
plátano, acompañado de ají de maní o, si lo prefieren, de ají de<br />
tomate de árbol, y unas crocantes empanadas de arroz, hasta<br />
las balas de plátano verde, conocidas por todos los trabajadores<br />
de la Plaza. Estas balas, primas hermanas de las puerquitas<br />
vallunas, del Juan Valerio del viejo Tolima y del bolón guayaquileño,<br />
son el deleite de los clientes de su comedor. Gioconda<br />
comenta que esta receta la aprendió de sus nanas y que sabe<br />
que se prepara también en Puerto Rico y Ecuador:<br />
“…los plátanos verdes se cocinan con suficiente agua hasta lograr<br />
el punto de cocción, es decir, que estén lo suficientemente<br />
blandos para moler con piedra o para moler en el molino. Una<br />
vez molido el plátano, se logra con ello hacer una masa, con la<br />
que logramos hacer una especie de bolas o especie de buñuelos,<br />
a la que se añade, en su interior, queso doble crema. Se procede<br />
luego a freírla en suficiente aceite, obteniendo de esta manera<br />
las balas...”<br />
Los saberes y sabores que se encuentran en una plaza de mercado<br />
son aquellos con los que los colombianos nos hemos criado;<br />
son, como las recetas de Gioconda, el resultado de una<br />
mezcla de la herencia europea con los conocimientos de los<br />
indígenas y los sabores africanos. Esta mezcla es lo que los hace<br />
tan especiales como para mantenerlos vigentes y no sólo dejarlos<br />
registrados en blanco y negro. Al degustarlos, saborearlos<br />
y presentárselos a otros paladares, se está manteniendo viva<br />
nuestra herencia y nuestro patrimonio. Esta es una de las razones,<br />
seguramente de las más importantes, que da sentido a la<br />
existencia de las plazas de mercado. De ahí la importancia de<br />
recuperar la buena y exquisita costumbre de comer en los comedores<br />
que las habitan.