Pagola-Jose-Antonio-Es-Bueno-Creer
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los evangelistas indican en alguna ocasión la utilización de<br />
técnicas curativas (Me 7,33; 8,23; Jn 9,6.14), lo importante<br />
no es el procedimiento utilizado, sino él mismo, la fuerza<br />
sanadora que irradia su persona. Jesús sana desde sí mismo,<br />
no desde unos remedios curativos. Irradia salud desde lo<br />
más profundo de su ser. Su palabra o su gesto de imposición<br />
de manos no hacen sino encarnar esa presencia sanante de<br />
su persona. Como dice H. Wolff, «la terapia que Jesús pone<br />
en marcha es su propia persona» 41 . La terapia es él mismo.<br />
Los enfermos no buscan aplicarse un remedio indicado por<br />
Jesús, sino ponerse en contacto con su persona (Me 3,10).<br />
Los evangelistas llegan a hablar de «la fuerza sanadora»<br />
(dynamis) que salía de Jesús y que curaba a todos (Le 6,19;<br />
cf Me 5,30). <strong>Es</strong>te lenguaje se aproxima a ciertas concepciones<br />
helénicas, pero en ningún caso se ha de entender la<br />
energía sanadora de Jesús como una fuerza mágica. Su virtud<br />
sanadora brota del <strong>Es</strong>píritu de Dios que lo habita. Si<br />
pasa haciendo el bien y curando a todos es porque vive<br />
«ungido por Dios con la fuerza del <strong>Es</strong>píritu Santo» (He 10,38;<br />
cf Le 4,14). Por eso, sus manos son «bendición de Dios»<br />
(Mt 19,13-15; Me 10,16) y sus palabras, «espíritu y vida»<br />
(Jn 6,63).<br />
Pero no hemos de pensar sólo en las curaciones. <strong>Es</strong> toda<br />
su actividad la que promueve salud auténtica: su condena de<br />
los mecanismos inhumanos y destructivos de aquella sociedad;<br />
su lucha contra tantos comportamientos patológicos de<br />
raíz religiosa; sus esfuerzos por crear una convivencia más<br />
solidaria y fraterna; su ofrecimiento del perdón reconciliador<br />
de Dios liberando a las gentes de la culpabilidad y la ruptura<br />
interior; su ternura hacia los maltratados por la vida y la<br />
sociedad; su ayuda para recuperar un corazón más limpio y<br />
atento al <strong>Es</strong>píritu; su llamada a vivir desde una actitud positiva<br />
de confianza en el Padre... En realidad, toda su acción<br />
mesiánica no es sino poner en marcha un profundo proceso<br />
de sanación, tanto individual como social: «El Hijo del Hom-<br />
41 H WOLFF, Gesú psicoterapeuta L'attegiamento di Gesu nei confronti<br />
degli homini come modello della moderna psicoterapia, Quenmana, Brescia<br />
1982, 16.