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Pagola-Jose-Antonio-Es-Bueno-Creer

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6. La fuerza saludable de la fe<br />

Hemos de entender bien esta fuerza saludable de la fe. En<br />

ningún momento se han de confundir las diferentes dimensiones<br />

del ser humano ni tampoco los planos desde los que<br />

es posible intervenir en la salud. Sería un error convertir la<br />

religión en una «técnica terapéutica». A. Vergote critica la<br />

utilización de la religión como técnica para integrar las diferentes<br />

dimensiones de la existencia (etnopsiquiatría) así como<br />

la práctica de una «psicoterapia cristiana» al estilo de la<br />

pastoral counselius de A. Boisen o la lectura terapéutica de<br />

los textos bíblicos sugerida por E. Drewerman 61 .<br />

<strong>Es</strong>to no significa negar a la religión sus efectos saludables<br />

en la persona creyente. El mismo A. Vergote afirma de<br />

forma clara que la religión cristiana ejerce una influencia<br />

favorable y positiva en la salud de aquellos creyentes convencidos<br />

que han sabido integrarla en su personalidad. El<br />

profesor de Lovaina concreta esta fuerza saludable así: «La<br />

fe da la fuerza llena de confianza de una filiación divina,<br />

ensancha la existencia y le da un tono de celebración; solicita<br />

la confesión de los sentimientos de culpabilidad, previniendo<br />

así, según Freud, la neurosis de culpabilidad, y hace<br />

reencontrar una inocencia ante sí mismo en el Otro que es<br />

Dios...» 64 . <strong>Es</strong> esta la dirección en que queremos situar nuestra<br />

reflexión.<br />

6.1. La necesidad de salud espiritual<br />

Los modelos actuales de salud ignoran, por lo general, la<br />

dimensión espiritual del ser humano. <strong>Es</strong> la tentación constante<br />

de un determinado enfoque «científico», que reduce al<br />

ser humano a lo empíricamente observable, negando en él<br />

toda dimensión transcendente. Sin embargo, no es legítimo<br />

ignorar esa sed radical que hay en el hombre, de abrirse a lo<br />

Absoluto y de vivirse a sí mismo y vivir la realidad hasta su<br />

61 A VERGOTE, Religión, pathologie, quénson, RevThLouv 26 (1995) 3-30<br />

64 Ib, 25.

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