Pagola-Jose-Antonio-Es-Bueno-Creer
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) La fuerza terapéutica del amor<br />
El amor es la fuerza que puede dinamizar y unificar nuestra<br />
existencia sanándola de raíz. Podemos hacer muchas cosas<br />
cada día, comprometernos en mil actividades. Lo importante<br />
es estar haciendo siempre lo mismo: amar.<br />
Unificar la vida desde el amor significa, en primer lugar,<br />
amar a través de toda nuestra personalidad, poniendo en juego<br />
nuestra capacidad afectiva y nuestra inteligencia, nuestra<br />
sensibilidad y vitalidad, nuestros gestos y nuestra palabra,<br />
nuestra personalidad entera. Significa, también, abarcarlo<br />
todo desde el amor, sin excluir a nadie, sin reservar zonas<br />
de comportamiento, sin exceptuar situaciones. El amor verdadero<br />
es unificador, lo relaciona todo desde el fondo. Da<br />
unidad a toda nuestra actividad, por muy dispersa que pueda<br />
parecer.<br />
Se suele hablar mucho de las exigencias morales del amor,<br />
pero no es tan frecuente destacar su efecto saludable en la<br />
persona. Sin embargo, en la medida en que aprende a vivir<br />
amando, en una actitud positiva y activa de amor, no sólo<br />
como reacción a un estímulo externo agradable (atracción<br />
física, pasión) sino dando una orientación amorosa a su existencia,<br />
la persona crece, se libera de esclavitudes y servidumbres<br />
malsanas, y su vida se potencia.<br />
El amor estimula lo mejor que hay en el individuo. Ilumina<br />
la mente proporcionando claridad de pensamiento y<br />
creatividad. Dinamiza a la persona. Hace crecer sus energías.<br />
Despierta su capacidad de ser mejor. Pone color en la<br />
vida rutinaria de cada día. Da sentido interno a la actividad.<br />
Enraiza al ser humano justamente en lo más hondo de la<br />
vida, en esa corriente vital que fluye de un Dios que es<br />
misterio de amor. Por eso, el amor sana y salva.