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Pagola-Jose-Antonio-Es-Bueno-Creer

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cruz de Cristo para orientarlo todo a una búsqueda hábil de<br />

felicidad, utilizando incluso la religión como un medio más<br />

para el disfrute o la satisfacción de los deseos inmediatos,<br />

es «desvirtuar la cruz de Cristo» (ICor 1,17) y falsear el<br />

cristianismo.<br />

Pero poner la cruz de Cristo en el centro de la vida cristiana<br />

no significa centrar el cristianismo en el sufrimiento, renunciando<br />

a toda búsqueda de felicidad. La cruz, como hemos<br />

visto, no es negación de la aspiración del hombre a la<br />

felicidad, ni tampoco resignación o aceptación masoquista<br />

del dolor como único camino para merecer una felicidad<br />

que se situaría exclusivamente en la otra vida 13 .<br />

El mensaje «cruz aquí y felicidad en el más allá» falsea<br />

el núcleo de la buena noticia de Jesucristo. El anuncio cristiano<br />

no se reduce a ofrecer una salvación para la otra vida,<br />

y a exigir aquí, para merecerla, el sacrificio y la represión<br />

de las tendencias a la felicidad inmediata. <strong>Es</strong> en esta vida<br />

donde el ser humano anhela ya la felicidad y la echa de<br />

menos, y es en esta vida donde Jesucristo «convoca a la<br />

bienaventuranza» (Mt 5,3-12) por el camino acertado, e invita<br />

ya a acoger el reino de Dios, que es reino de verdad, de<br />

justicia, de amor fraterno y de paz, dentro de las limitaciones<br />

y fragilidad de este mundo.<br />

La cruz de Cristo lo que hace es situar la búsqueda de<br />

felicidad en su verdadero horizonte. Ya las bienaventuranzas<br />

invitan, como hemos visto, a buscar la felicidad en una<br />

determinada dirección: con «alma de pobre, en actitud noviolenta,<br />

con hambre y sed de justicia, con el corazón lleno<br />

de ternura misericordiosa, con rectitud interior, buscando el<br />

bien de todos, poniendo la salvación última del hombre en<br />

Dios. Desde ahora estamos convocados a buscar la felicidad<br />

trabajando por el bien y la dignidad de todo ser humano, y<br />

tratando de suprimir o aliviar el mal que deshumaniza y<br />

hace desdichados a los hombres. La cruz de Cristo nos revela<br />

que esta búsqueda de felicidad —en la línea de las<br />

" Ver las reflexiones de J MARTIN VELASCO, El cristianismo como mensaje<br />

de salvación Desfiguraciones y nueva posibilidad, SalT 908 (1989) 229-<br />

239.

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