Mitología Clásica y Literatura Española. Siete Estudios - Gonzalo de ...
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LM mitología clásica en la poesía <strong>de</strong> Graciliano Afonso (I)<br />
Otro <strong>de</strong> los personajes míticos asociados a Venus es Cupido. Su presencia<br />
como tal sólo acontece en cuatro ocasiones en el tomo primero <strong>de</strong> las composiciones<br />
<strong>de</strong> Afonso frente a las treinta <strong>de</strong> su correligionario Amor. Los manuales<br />
y compendios <strong>de</strong> mitología dudan sobre la ascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> este dios, aunque <strong>de</strong><br />
ordinario se le atribuyen como padres Marte y Venus. Mozo o niño, <strong>de</strong>sbarbado,<br />
<strong>de</strong>snudo, con alas, ceñido con una aljaba <strong>de</strong> saetas y con un arco, suele llevar<br />
tapados los ojos con una venda, representación típicamente alejandrina que se<br />
perpetuaría en el arte, muy distinta <strong>de</strong>l Eros cosmogónico que nos transmite,<br />
entre otros, Hesiodo y Empédocles, para quien Cupido es el más antiguo <strong>de</strong><br />
todos los dioses en su teoría <strong>de</strong> que la amistad y el odio apartaron todas las<br />
cosas que estaban confusas entre sí. A Cupido pintan niño y mozo porque el<br />
amor es loco y sin razón, y porque los enamorados son poco cuerdos y <strong>de</strong> poco<br />
sosiego, mudables como niños. Le retratan con alas porque hiere al mundo con<br />
sus saetas y esto no lo pudiera hacer si no volara aprisa y como las alas son<br />
instrumentos para súbito pasar <strong>de</strong> un lugar a otro volando, así el amor hace al<br />
amador <strong>de</strong> poco sosiego y <strong>de</strong> mucho movimiento, pues los amantes creen y no<br />
creen, estando siempre colgados <strong>de</strong> un pensamiento y poseídos <strong>de</strong> temor; las<br />
saetas <strong>de</strong> Cupido, por otra parte, no eran todas iguales; las que tenían puntas <strong>de</strong><br />
oro tenían el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> provocar el amor, mientras que las <strong>de</strong> punta <strong>de</strong> plomo<br />
producían el efecto contrario, el <strong>de</strong>samor. Finalmente, la venda en los ojos <strong>de</strong><br />
Cupido fiíe entendida por los autores <strong>de</strong> la Ilustración a la manera aristotélica,<br />
es <strong>de</strong>cir, el entendimiento es el ojo que simboliza la razón: por esto, los que <strong>de</strong><br />
razón usan, <strong>de</strong>cimos que ven, mientras que los que no usan <strong>de</strong> ella <strong>de</strong>cimos que<br />
no ven aunque tengan ojos. Así también los amantes están ciegos, pues las<br />
pasiones fuertes turban su razón y no pue<strong>de</strong>n juzgar lo que conviene.<br />
La composición ya aludida A Concha en sus días (1824) recoge el instante<br />
<strong>de</strong> la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la protagonista, sobre todo <strong>de</strong> su cara, trasunto <strong>de</strong><br />
belleza, gracia y dulzura inspirada por las divinida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l amor:<br />
Celebrando gozoso<br />
Aquel feliz momento<br />
En que alegró la tierra<br />
Tu rostro placentero,<br />
De amor, gracia, dulzura,<br />
Hechizo y embeleso.<br />
La gloria <strong>de</strong> Cupido,<br />
<strong>Mitología</strong> <strong>Clásica</strong> y <strong>Literatura</strong> <strong>Española</strong> __,_ .___._ , .___.._ 257