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Piaget, Vigotski y Maturana: Constructivismo a tres voces

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88<br />

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es que el niño consigue de esta forma invertir la relación descrita anteriormente,<br />

esto es, de<br />

obieto pasa a<br />

significado<br />

significado<br />

objeto<br />

En otras palabras, el juego constituye un espacio imaginario, donde<br />

los significados de los objetos son aplicados a otros objetos, conservando<br />

la función referencial esencial del nombre, esto es, posibilitando el desarrollo<br />

de los conceptos.<br />

De esta estrecha síntesis, parece quedar claro que el juego posibilita<br />

el desarrollo del niño, al ofrecerle un espacio imaginario donde ensaya<br />

las posibilidades de los significados alternativos de objetos y acciones. En<br />

palabras de Riviére y Núñez (1996), el juego permite al niño suspendcr el<br />

sentido literal de las reglas, aplicándolas a contextos extraños, posibilidad<br />

no permitida en el mundo de las relaciones objetales y sociales normales.<br />

El juego brinda al niño un espacio de ensayo de reglas que posteriormente<br />

puede aplicar ya sea en un sentido literal o generalizable. Y lo interesante<br />

de este proceso es que esta actividad está guiada internamente, por<br />

lo que el niño amplía autónomamente su Zona de Desarrollo Próximo,<br />

pues en este caso el mediador es la regla que está siendo ensayada.<br />

En <strong>Maturana</strong>, por último, la pregunta acerca del cómo se construye<br />

está íntimamente ligada al qué se construye. Al nivel de la organización<br />

biológica, es claro que el principio constructivo es, como lo hemos mencionado<br />

en el apartado anterior, la autopoiesis. Pero como hemos optado<br />

por establecer los dominios consensuales como los objetos de la construcción,<br />

este principio no nos basta, ya que el producto de la autopoiesis no<br />

es un dominio consensual, sino un organismo vivo. Luego, reversiblemente,<br />

no podemos afirmar seriamente que lo que se construye son dominios<br />

consensuales, si decimos que éstos se construyen por medio de la autopoiesis.<br />

iQué nos queda, entonces, como posibilidad explicativa para el<br />

cómo se construyen dominios consensuales? Pensamos que debemos recurrir<br />

a los acoplamientos estructurales de tercer orden, aquellos que se dan<br />

entre seres humanos en la dimensión del lenguaje.<br />

http://psikolibro.blogspot.com<br />

€Cuál es el modelo de Ser flumano subvacente<br />

a cada una de las teorías?<br />

<strong>Piaget</strong> y el imperativo categórico<br />

Dentro del modelo piagetano de ser humano resulta fácil distinguir<br />

la huella indeleble del legado de Inmanuel Kant. Desde la adscripción que<br />

el mismo <strong>Piaget</strong> se hace, al definirse como un "kantiano dinámico"<br />

(1967/1985), hasta las conclusiones más globales que se desprenden de su<br />

obra sobre todo tardía, es posible vislumbrar un ser humano caracterizado<br />

profundamente por su vocación a la racionalidad. En este sentido puede<br />

ser leída su secuencia del desarrollo cognitivo de los seres humanos como<br />

una tendencia necesaria en todos los seres humanos a actualizar una<br />

potencia que le viene dada por su condición de ser humano, la tendencia<br />

a llevar a sus máximos niveles de realización las posibilidades de operar<br />

cognoscitivamente sobre la realidad. Para <strong>Piaget</strong>, ese nivel máximo de realización<br />

lo constituyen las operaciones formales, con su clara referencia a<br />

la lógica formal, la cual es entendida como un reflejo de la regularidad de<br />

la misma naturaleza. El ser humano conoce desde su ser biológico, el cual<br />

es regido por las leyes inmutables de la naturaleza, por ello su desarrollo<br />

cognitivo tenderá a develar dichas leyes inmutables, le permitirá ser capaz<br />

de conocer dichas leyes y de esa manera tener un conocimiento general<br />

aplicable a todas las situaciones concretas posibles. En cierta medida, la<br />

equilibración máxima alcanzada en la etapa de las operaciones formales<br />

implica un estado de consonancia entre la cognición del sujeto y el funcionamiento<br />

del cosmos. se establece una relación de inherencia entre ambos<br />

funcionamientos, siendo dicha relación la explicación básica propuesta<br />

por <strong>Piaget</strong> del sentido invariante que tomaría el desarrollo de la cognición,<br />

y de la supuesta universalidad que dicho desarrollo tendría.<br />

El educando, así como cualquier otro ser humano en desarrollo se<br />

caÍactetiza pues por esta tendencia básica ala actualización de su capacidad<br />

de conocer racionalmente el mundo, tendencia que se expresaría naturalmente<br />

en su actuar espontáneo. El niño no requiere ser forzado a su<br />

clesarrollo, ya que la secuencia de paso de unos estadios a otros no es alf{()<br />

cxtcrn() a é1, sino por el contrario, una de las raíces más profundas de<br />

srr lrrrrnar-ridad.<br />

t In¿r dimensión muy relevante de este "racionalismo" piagetano, es<br />

frr rr¡rlicrrci

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