Leales a la Fe
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Maestras Visitantes (Véase Sociedad de Socorro.)<br />
Matrimonio<br />
Matrimonio<br />
En el mundo de hoy, muchas personas descartan el concepto<br />
del matrimonio y <strong>la</strong> familia e incluso se bur<strong>la</strong>n de él.<br />
Entre tales voces confusas y destructivas, <strong>la</strong> Primera<br />
Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles brindan una<br />
voz constante de verdad. Ellos “solemnemente [proc<strong>la</strong>man]<br />
que el matrimonio entre el hombre y <strong>la</strong> mujer es ordenado por<br />
Dios y que <strong>la</strong> familia es <strong>la</strong> parte central del p<strong>la</strong>n del Creador<br />
para el destino eterno de Sus hijos” (véase “La familia: Una<br />
proc<strong>la</strong>mación para el mundo”, páginas 88–90, de este libro).<br />
El gozo más grande de esta vida se encuentra en <strong>la</strong> familia.<br />
Las re<strong>la</strong>ciones familiares firmes requieren esfuerzo, pero<br />
ese esfuerzo proporciona gran felicidad en esta vida y por toda<br />
<strong>la</strong> eternidad. Aunque no hayas tenido una vida familiar<br />
feliz en el pasado, puedes esforzarse por tener un matrimonio<br />
eterno y feliz, y una re<strong>la</strong>ción amorosa con los integrantes<br />
de tu familia.<br />
El nuevo y sempiterno convenio del matrimonio<br />
En el p<strong>la</strong>n de felicidad de nuestro Padre Celestial, un hombre<br />
y una mujer pueden ser sel<strong>la</strong>dos el uno al otro por el tiempo<br />
de esta vida y por toda <strong>la</strong> eternidad. Los que son sel<strong>la</strong>dos<br />
en el templo tienen <strong>la</strong> certeza de que su re<strong>la</strong>ción continuará para<br />
siempre si son fieles a sus convenios; saben que nada, ni siquiera<br />
<strong>la</strong> muerte, puede separarlos permanentemente.<br />
El convenio del matrimonio eterno es necesario para <strong>la</strong><br />
exaltación. El Señor reveló por medio de José Smith: “En <strong>la</strong> gloria<br />
celestial hay tres cielos o grados; y para alcanzar el más alto,<br />
el hombre tiene que entrar en este orden del sacerdocio [es decir,<br />
el nuevo y sempiterno convenio del matrimonio]; y si no lo<br />
hace, no puede alcanzarlo. Podrá entrar en el otro, pero ése es el<br />
límite de su reino; no puede tener progenie” (D. y C. 131:1–4).<br />
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