Leales a la Fe
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Arrepentimiento<br />
“mas si no se arrepienten, tendrán que padecer así como yo;<br />
“padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos,<br />
temb<strong>la</strong>ra a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera,<br />
tanto en el cuerpo como en el espíritu, y deseara no tener<br />
que beber <strong>la</strong> amarga copa y desmayar.<br />
“Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé mis preparativos<br />
para con los hijos de los hombres” (D. y C. 19:15–19).<br />
El peligro de postergar el arrepentimiento<br />
No justifiques tus pecados ni ap<strong>la</strong>ces tu arrepentimiento.<br />
Amulek advirtió: “Esta vida es cuando el hombre debe prepararse<br />
para comparecer ante Dios; sí, el día de esta vida es<br />
el día en que el hombre debe ejecutar su obra... os ruego, por<br />
tanto, que no demoréis el día de vuestro arrepentimiento hasta<br />
el fin; porque después de este día de vida, que se nos da<br />
para prepararnos para <strong>la</strong> eternidad, he aquí que si no mejoramos<br />
nuestro tiempo durante esta vida, entonces viene <strong>la</strong><br />
noche de tinieb<strong>la</strong>s en <strong>la</strong> cual no se puede hacer obra alguna”<br />
(Alma 34:32–33).<br />
Los elementos del arrepentimiento<br />
El arrepentimiento es un proceso doloroso, pero lleva al<br />
perdón y a <strong>la</strong> paz duradera. Por conducto del profeta Isaías,<br />
el Señor dijo: “Si vuestros pecados fueren como <strong>la</strong> grana, como<br />
<strong>la</strong> nieve serán emb<strong>la</strong>nquecidos; si fueren rojos como el<br />
carmesí, vendrán a ser como b<strong>la</strong>nca <strong>la</strong>na” (Isaías 1:18). En esta<br />
dispensación, el Señor ha prometido: “Quien se ha arrepentido<br />
de sus pecados es perdonado; y yo, el Señor, no los<br />
recuerdo más” (D. y C. 58:42). El arrepentimiento abarca los<br />
siguientes elementos:<br />
<strong>Fe</strong> en nuestro Padre Celestial y en Jesucristo. El poder del pecado<br />
es grande. Para librarse de él, debes volverte a tu Padre<br />
Celestial y orar con fe. Es posible que Satanás trate de convencerte<br />
de que no eres digno de orar y de que nuestro Padre<br />
Celestial está tan molesto contigo que nunca escuchará tus<br />
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