Leales a la Fe
Leales a la Fe
Leales a la Fe
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Reinos de gloria<br />
mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró<br />
esta perfecta expiación derramando su propia sangre” (D. y<br />
C. 76:51, 69). Para heredar ese don, debemos recibir <strong>la</strong>s ordenanzas<br />
de salvación, guardar los mandamientos y arrepentirnos<br />
de nuestros pecados. Si deseas una explicación detal<strong>la</strong>da<br />
de quiénes heredarán <strong>la</strong> gloria celestial, fíjate en Doctrina y<br />
Convenios 76:50–70, 92–96.<br />
En enero de 1836, el profeta José Smith recibió una reve<strong>la</strong>ción<br />
que le dio una comprensión más amplia de los requisitos<br />
necesarios para heredar <strong>la</strong> gloria celestial. Los cielos le<br />
fueron abiertos y vio el reino celestial. Se maravilló cuando<br />
vio que allí estaba su hermano mayor Alvin, aun cuando éste<br />
había muerto antes de recibir <strong>la</strong> ordenanza del bautismo.<br />
(Véase D. y C. 137:1–6.) Entonces <strong>la</strong> voz del Señor le habló al<br />
profeta José:<br />
“Todos los que han muerto sin el conocimiento de este<br />
evangelio, quienes lo habrían recibido si se les hubiese permitido<br />
permanecer, serán herederos del reino celestial de Dios;<br />
“también todos aquellos que de aquí en ade<strong>la</strong>nte mueran<br />
sin un conocimiento de él, quienes lo habrían recibido de todo<br />
corazón, serán herederos de este reino;<br />
“pues yo, el Señor, juzgaré a todos los hombres según sus<br />
obras, según el deseo de sus corazones” (D. y C. 137:7–9).<br />
Comentando en cuanto a esta reve<strong>la</strong>ción, el profeta José<br />
dijo: “También vi que todos los niños que mueren antes de<br />
llegar a <strong>la</strong> edad de responsabilidad se salvan en el reino de<br />
los cielos” (D. y C. 137:10).<br />
En otra reve<strong>la</strong>ción dada al profeta José, aprendemos que<br />
hay tres grados dentro del reino celestial. Para ser exaltados<br />
en el grado más alto y continuar eternamente en re<strong>la</strong>ciones<br />
familiares, debemos entrar en “el nuevo y sempiterno convenio<br />
del matrimonio” y ser fieles a ese convenio. En otras pa<strong>la</strong>bras,<br />
el matrimonio en el templo es un requisito para<br />
obtener el grado más alto de <strong>la</strong> gloria celestial. (Véase D. y C.<br />
131:1–4.) Todos los que sean dignos de entrar en el nuevo y<br />
151