Leales a la Fe
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Reinos de gloria<br />
sempiterno convenio del matrimonio tendrán esa oportunidad,<br />
ya sea en esta vida o en <strong>la</strong> venidera.<br />
Reino terrestre<br />
Los que hereden <strong>la</strong> gloria terrestre recibirán “de <strong>la</strong> presencia<br />
del Hijo, mas no de <strong>la</strong> plenitud del Padre. Por consiguiente,<br />
son cuerpos terrestres y no son cuerpos celestiales, y<br />
difieren en gloria como <strong>la</strong> luna difiere del sol” (D. y C.<br />
76:77–78). Hab<strong>la</strong>ndo en sentido general, los que hereden el<br />
reino terrestre serán personas honorables que “fueron cegados<br />
por <strong>la</strong>s artimañas de los hombres” (D. y C. 76:75). En este<br />
grupo se encontrarán los miembros de <strong>la</strong> Iglesia que no<br />
sean “valientes en el testimonio de Jesús” (D. y C. 76:79).<br />
También estarán los que hayan rechazado <strong>la</strong> oportunidad de<br />
recibir el Evangelio en <strong>la</strong> vida terrenal, pero que posteriormente<br />
lo hayan recibido en el mundo postmortal de los espíritus<br />
(véase D. y C. 76:73–74). Si deseas aprender más acerca<br />
de los que heredarán <strong>la</strong> gloria terrestre, fíjate en Doctrina y<br />
Convenios 76:71–80, 91, 97.<br />
Reino telestial<br />
La gloria telestial estará reservada para <strong>la</strong>s personas que<br />
“no recibieron el evangelio de Cristo ni el testimonio de<br />
Jesús” (D. y C. 76:82). Esas personas recibirán su gloria después<br />
de ser redimidas de <strong>la</strong> prisión espiritual, a veces l<strong>la</strong>mada<br />
infierno (véase D. y C. 76:84, 106). En Doctrina y<br />
Convenios 76:81–90, 98–106, 109–112 se encuentra una explicación<br />
detal<strong>la</strong>da de los que heredarán el reino telestial.<br />
Perdición<br />
Algunas personas no serán dignas de morar en ningún<br />
reino de gloria. Serán l<strong>la</strong>madas “los hijos de perdición” y tendrán<br />
que “soportar un reino que no es de gloria” (D. y C.<br />
76:32; 88:24). Ése será el estado de “todos los que conocen [el<br />
poder de Dios], y han llegado a participar de él, y se dejaron<br />
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