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Estudios Revista Ecléctica. Número 69 - Christie Books

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hoy. Los creacionistas se han vuelto a sus troneras<br />

Y descargan sus municiones con denuedo.<br />

Son lerdos, pero a veces tienen ingenio. Y su<br />

ingenio lo emplean como arrastrados por una<br />

pasión satánica que les lleva a pretender apagar<br />

cuantas luces enciende la Ciencia, como si su<br />

único ideal fusra el reinado permanente del<br />

engaño, Y como si su única misión fuese el<br />

hacer que prevalezca, sobre todo, en la tierra,<br />

el mito Y la farsa. En material sexual vivimos<br />

los españoles en la fase calibita, propia de la<br />

primitiva comunidad de aldea, y no saldremos<br />

nunca de ella si no surge un hombre que se<br />

proponga llevar a la realidad lo mejor de las<br />

predicaciones de Costa, Y hacer en el campo social<br />

lo que Cajal hi2O en la ciencia: una labor de<br />

desfonde. Ese hombre es Gregorio Marañón. Su<br />

nimbo de atanasia le lleva al sacrificio por la<br />

comunidad. Dotado de un raro don de gentes,<br />

puede ser nuestro Darwin. Y no digo nuestro<br />

Savonarola. porque—- lo dice Nitlíno—se puede<br />

ser Savonarola sin cañones.<br />

Aceptamos Y sostenemos una hipótesis científica—la<br />

misma leY bíogenetíca, contra la opinión<br />

de Piveteau Y de Vialleton—, mientras no<br />

tengamos algo mejor. A lo que no se puede<br />

volver jamás es al narcótico del creacionismo.<br />

Y que no nos vengan los partidarios de éste<br />

con el tópico de las lagunas científicas. Sí a mí<br />

me preguntan: ¿Quées el espíritu?, por ejemplo,<br />

YO no contesto como esos indiscretos discretos:<br />

No lo sé. Yo contesto con la afirmación clara<br />

que me da la cultura en el estado actual. La<br />

biofísica me da el concepto genético, diciendo:<br />

El espíritu no es más que la cualidad efímera<br />

de la vida consciente (Monier); Y la metafísica<br />

me da así el concepto funcional del espíritu:<br />

Sobre la mole muerta del Universo, una inquie~<br />

tud y un temblor (José Ortega Y Gasset). Esto<br />

me basta. Satisface mis apetencias espirituales Y<br />

me reconforta frente a la vida de esfuerzo cuotidiano.<br />

{Metáforas! — me dirán los creacionistas—.<br />

Bien, les respondo,- prefiero las metáforas<br />

a los absurdos de vuestra ortodoxia. Las metáforas<br />

son las palancas del lenguaje, Y el lenguaje<br />

es el substratum del pensamiento. Si en lugar de<br />

establecer centros de bagatela, donde se come,<br />

se bebe Y se disipa el pensamiento con el comentario<br />

anodino del instante, organizásemos<br />

la juventud en cenáculos espirituales donde se<br />

rindiese culto a la Idea, mediante el diálogo<br />

socrático, pronto florecerían en nuestro país<br />

verdaderas individualidades destacadas, que<br />

serían los nuevos biotipos de la raza. Compartimos<br />

el criterio de Amorós, tan certero en esto<br />

como en la mayoría de sus adelantadas ideas:<br />

La gimnástica de moda (sportiva o deportiva)<br />

— decía — es, en resumen, la luefia: el e+erno<br />

afán de pelear los nombres contra los nombres.<br />

El Estado (que no protege otras gimnásticas<br />

amantes) protege el ?port, porque es germen de<br />

odio del ñoSabre al nombre, de la región a la<br />

región, de la nacionalidad a la nacionalidad;<br />

porque el vencedor tiene orgullo inñumano, y<br />

el vencido tiene ira doloroso; y porque a¿í están<br />

animados y habituados al colectivismo los nombres<br />

fuertes, y el Estado quiere que todos los<br />

presuntos rebeldes se agrupen, pues las agrupaciones<br />

puede dominarlas bien, y al individuo<br />

se le domina mal: se puede deshacer un pueblo<br />

sin dejar rastro pero no se puede matar a un<br />

Cristo sin que deje una religión.<br />

Marañón es nuestro bioiipo de rasa. Nuestro<br />

standard mental, viril, humano. A su lado estaremos<br />

todos los iconómacos, los que no creamos<br />

ídolos para temblar ante ellos, llamándolos<br />

creadores, y siendo factura nuestra, esto es,<br />

fetiches. Pero estaremos con Marañón, en cuerpo<br />

y alma, mientras Marañón realice su obra<br />

sin espejismos. Tiene que roturar cerebros primero<br />

Y después sembrar. Con este labrador<br />

iremos todos, solícitos, al predio, porque nuestra<br />

obra tendrá un ritmo enérgico, plástico Y<br />

ético. Entonces reinará nuestra Eugenia—<br />

eumástica Y calípigia—, hija de Sofía y madre<br />

de ¡rene. Su gracia, toda femenina, se erguirá<br />

sobre dos vigorosos plasmostílos: la Genética y<br />

la Erótica, que no podrán sostenerse mientras la<br />

sexología no triunfe por los cuatro puntos cardinales<br />

del planeta.<br />

Desde Darwin, sabemos la verdad de nuestro<br />

origen, bien distinto, por cierto, de la leyenda<br />

bíblica sobre el mismo. El mayor esfuerzo<br />

del hombre auroral no fue el realisado para la<br />

conquista del fuego, sino mucho antes, cuando<br />

tuvo que alcanzar la actitud vertical, lograda<br />

en lo físico, pero no aun en lo moral, cuya<br />

victoria está reservada al futuro. Con Lombroso,<br />

aprendimos a ser compasivos con los delincuentes,<br />

seres desgraciados, enfermos, irresponsables.<br />

Con Marañón, dejamos de considerar al<br />

homosexual como un perverso, un reprobo o

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