15.05.2013 Views

Estudios Revista Ecléctica. Número 69 - Christie Books

Estudios Revista Ecléctica. Número 69 - Christie Books

Estudios Revista Ecléctica. Número 69 - Christie Books

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Es un marido que deja a los de Bocaccio en mantillas—contestó e! revistero.<br />

—Y ella... una scoríum...—añadió un pedante que Imaginaba seducir a La Perla, por obra y<br />

gracia de su empachosa erudición.<br />

—¿Eseor...? ¡Bueno! Como de costumbre, no entiendo lo que usted quiere decir, amigo; pero<br />

si es algo contra Ketty le prohibo que continúe. De! gimnasta díg-^ usted lo que se le antoje. E!la,<br />

echando al marqués, ha hecho perfectamente. Ahora es la suya. La de todas nosotras. A buen<br />

seguro que ni a ella ni a mí se hubieran acercado los ricos, los grandes señorones, cuando<br />

pedíamos una limosna, en los puentes de Londres Ketty, yo en las aceras de Madrid. Sí ella no<br />

brillara en el Circo y yo en este escenario, si no nos presentásemos a los hombres llenas de joyas<br />

y de encajes, ¿qué nos ofrecerían éstos?; lo que a otras desgraciados, más hermosas que nosotras<br />

tal ve=, pero obligadas a ir por la calle con vestidos de munición, mendigando, como una gran<br />

dádiva, las diez pesetas que yo doy a cualquier botones cuando me trae de parte de X o de Z un<br />

ramo de flores o una caja de dulces. ¿Nos buscan por el lujo que desplegamos, porque somos una<br />

"atracción"? Pues, amigo, que paguen sin regatear, y sí se arruinan que se vayan o se peguen un<br />

tiro. A nadie llamo. Eí que venga ya sabe cómo ha de venir. Si se asusta, que ahueque el ala. No<br />

faltará quien ocupe su puesto. ¡Digo yo, que no faltará!—terminó la tonadillera irguíéndose en<br />

toda su estatura, escobando el busto, ciñendo la cintura con sus dedos cubiertos de sortijas, y<br />

desafiando, con sonrisa triunfal, a aquellos hombres, sujetos, esclavizados al yugo de su carne<br />

todopoderosa.<br />

Juanito, sin darse cuenta de la acción, fue resbalando de su asiento y quedó ante Juana de<br />

rodillas, con las manos juntas y los ojos en éxtasis.<br />

Al verle en tal postura, los otros varones rompieron a reír.<br />

—No vale reír—exclamó La Perla con imperio. Después de todo, éste hace en público alg«<br />

menos de lo que todos vosotros habéis hecho en privado.<br />

—¡Y se le han saltado las lágrimas!—siguió, inclinándose hacia juanito y pasándole sus dedos<br />

de seda por los párpados. ¡Pobretín! Quírás seas el único que me quiere d

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!