2º semestre - Año XXV - aespat
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276 Jordi Oller Vallejo<br />
INTRODUCCIÓN<br />
A partir ya de mi primer trabajo sobre la<br />
manifestación funcional y disfuncional del<br />
aislamiento (Oller Vallejo, 1986), pero principalmente<br />
desde 1997 he venido desarrollando<br />
una investigación teórica y empírica<br />
sobre los estados del yo. Mi objetivo inicial<br />
fue colaborar en resolver la controversia<br />
entre los diferentes modelos de estados<br />
del yo existentes y en particular entre el<br />
modelo histórico-biográfico (referido a<br />
cuándo se examina su origen disfuncional)<br />
y el modelo funcional (referido a cuándo se<br />
examina su utilidad saludable), ofreciendo<br />
un enfoque integrador (Oller Vallejo, 1997).<br />
Pero al desarrollar esta tarea, fui dándome<br />
cuenta que la contraposición entre los dos<br />
modelos era artificial y que, de hecho, sólo<br />
hay un único modelo (Oller Vallejo, 2003b)<br />
que se fundamenta en la contribución de<br />
Berne y que recoge la mayor parte de sus<br />
puntos de vista. Ciertamente Berne partió<br />
de un enfoque histórico de los estados del<br />
yo particularmente útil en psicoterapia,<br />
pero también inició el enfoque funcional,<br />
según la utilidad de cada estado del yo<br />
para el desarrollo del ser humano. Y mi<br />
punto de vista es que, más importante incluso<br />
que la contribución de Berne al enfoque<br />
histórico de los estados del yo, es su<br />
contribución al desarrollo del modelo funcional<br />
de primer orden, del cual el enfoque<br />
histórico es sólo la contrapartida disfuncional<br />
que deriva de él, siendo un caso particular<br />
del mismo.<br />
Con este artículo y basándome en el<br />
contenido de los diferentes artículos que he<br />
publicado anteriormente, presento un resumen<br />
del resultado de mi investigación hasta<br />
el momento sobre el modelo funcional de<br />
primer orden, fundamentándolo tanto desde<br />
el punto de vista psicológico (Oller Vallejo,<br />
2001b) como neurológico (Oller Vallejo,<br />
2005a). También justifico neurológicamente<br />
la existencia de los órganos psíquicos<br />
postulados por Berne (1961/1980):<br />
exteropsique, neopsique y arqueopsique, a<br />
Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 57, <strong>Año</strong> 2007<br />
los que consideró como los “organizadores”<br />
de los estados del yo.<br />
LOS TRES ESTADOS<br />
DEL YO FUNCIONALES BÁSICOS<br />
Berne (1974) definió los estados del yo<br />
como “sistemas coherentes de pensamientos<br />
y sentimientos manifestados por unas<br />
correspondientes pautas de conducta”<br />
(pág. 11). Y los clasificó en tres tipos principales<br />
a los que familiarmente llamó Padre,<br />
Adulto y Niño. Estas denominaciones<br />
se han popularizado, en un sentido para<br />
bien, por ser términos muy descriptivos de<br />
la realidad que Berne quería resaltar a<br />
efectos de la psicoterapia, y en otro sentido<br />
para mal, por haberse vulgarizado y trivializado<br />
tanto su uso, que en cierta manera,<br />
han visto mermada su credibilidad científica,<br />
pese a su consistencia conceptual y<br />
su utilidad. Por otra parte, son denominaciones<br />
que aluden demasiado a un enfoque<br />
histórico-biográfico de la personalidad,<br />
gestada ésta en la infancia. De hecho, dichas<br />
denominaciones no implican todo lo<br />
que funcionalmente son los estados del yo,<br />
los cuales tienen utilidad durante toda la<br />
vida. De ahí, que los términos de Padre<br />
Cuidador, Adulto Individuador y Niño Cuidado,<br />
que he adoptado (Oller Vallejo,<br />
2001a, 2001b) en el modelo funcional de<br />
primer orden, expresan mejor la utilidad<br />
funcional de los tres estados del yo básicos<br />
(Fig. 1), así como su aplicabilidad no<br />
sólo en psicoterapia, sino también para un<br />
crecimiento personal que facilite el desarrollo<br />
de todas las potencialidades humanas.<br />
A veces, principalmente ante quienes,<br />
ya sean profanos o profesionales, no están<br />
familiarizados con el análisis transaccional,<br />
puedo usar también las denominaciones<br />
(Oller Vallejo, 2004, 2005b) respectivamente<br />
de yo cuidador, yo individuador y yo<br />
cuidado, con la ventaja de que además elimina<br />
en la terminología toda connotación<br />
histórico-biográfica.