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2º semestre - Año XXV - aespat

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180 Jordi Oller Vallejo<br />

len tener un carácter repetitivo, pudiendo<br />

confundirse con los sentimientos parásitos,<br />

pero la diferencia está en que mientras los<br />

primeros por su naturaleza “parecen” apropiados<br />

a la situación que se “supone” que<br />

los provoca, los segundos no son apropiados<br />

a la situación de ninguna manera, aunque<br />

muchas veces sea difícil de notar.<br />

Los sentimientos elásticos, como los sentimientos<br />

parásitos, son también siempre<br />

inapropiados respecto al aquí y el ahora,<br />

aunque, como aquellos, son la repetición de<br />

pasadas estrategias de supervivencia y en<br />

el fondo buscan también resolver algo. Son<br />

reales en el sentido de que “es lo que se<br />

siente”, pero en tanto que son exagerados<br />

no tienen nada que ver con la situación actual<br />

que los estimula, no siendo por tanto<br />

auténticos respecto a dicha situación. Todo<br />

lo más, sólo una parte es apropiada y auténtica<br />

respecto a la situación actual, pero<br />

queda perdida en la exageración que conlleva<br />

el sentimiento elástico.<br />

NUESTRAS RESPONSABILIDADES<br />

CON LOS SENTIMIENTOS<br />

Algo muy positivo que propugna la Terapia<br />

Gestalt es la necesidad para el crecimiento<br />

personal de asumir la persona la<br />

responsabilidad sobre los sentimientos que<br />

siente. Sin embargo, aunque esto es así,<br />

han de considerarse algunos aspectos<br />

(Oller Vallejo, 2001) que tienen especial importancia<br />

si se trata de la expresión de sentimientos<br />

transferenciales de tipo negativo.<br />

Por una parte, en análisis transaccional<br />

existe una controversia (Oller Vallejo, 2001)<br />

entre quienes piensan que “nadie puede<br />

causar los sentimientos de otra persona” y<br />

los que piensan que “los demás sí pueden<br />

causar los sentimientos de otra persona”,<br />

pero es una controversia innecesaria que<br />

se plantea porque cada postura se refiere<br />

a sentir sentimientos distintos. Una cosa<br />

son los sentimientos naturales y otra los<br />

sentimientos parásitos y los sentimientos<br />

Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 57, <strong>Año</strong> 2007<br />

elásticos. La primera postura se refiere, de<br />

hecho, a la manera de sentir parásita y<br />

elástica, cuyos sentimientos en cierta manera<br />

la persona se “causa” a sí misma,<br />

desde luego no voluntariamente, sino por<br />

sus inercias inconscientes de supervivencia<br />

derivadas del pasado. En cambio, la segunda<br />

postura se refiere a la manera de<br />

sentir natural, cuyos sentimientos son “consecuencia<br />

de” –que no “causados por”–, es<br />

decir, que se siguen “en una secuencia” como<br />

resultado natural de las conductas de<br />

otra persona, teniendo una utilidad apropiada<br />

para el vivir y siendo prácticamente<br />

“inevitables”. Por ejemplo, si una persona<br />

expresa violencia hacia otra, es natural que<br />

ésta sienta miedo en algún grado y que<br />

busque protegerse.<br />

Por tanto, si bien es verdad que actualmente<br />

–pues en el pasado si que probablemente<br />

existieron otros responsables– la persona<br />

es la única responsable de los sentimientos<br />

parásitos y de los sentimientos elásticos<br />

que siente, hay circunstancias en el<br />

aquí y el ahora en las que los demás también<br />

tienen una importante responsabilidad<br />

respecto a lo que siente. Esto es así cuando<br />

se trata de sentimientos naturales, los<br />

cuales tienen que ver con el presente y son<br />

una respuesta apropiada y humanamente<br />

“inevitable” a las conductas de otra, la cual<br />

es co-responsable de dichos sentimientos<br />

en mayor o menor medida, aunque es distinto<br />

el tipo de responsabilidad de cada una.<br />

Así, en una relación entre dos personas,<br />

ya sea en la vida corriente o en terapia, la<br />

persona que vive sentimientos naturales<br />

respecto a lo que otra le ha hecho, es responsable<br />

de expresarlos y de hacer algo<br />

para resolverlos, teniendo derecho a pedir<br />

algo al respecto. Pero la otra persona es<br />

responsable de haber “provocado” o “favorecido”<br />

que la primera los sienta, teniendo<br />

también que hacer algo al respecto, en primer<br />

lugar escucharle empáticamente en la<br />

expresión de sus sentimientos y en sus razones,<br />

manifestándole entonces su pesar<br />

por lo hecho y subsanándolo si es posible.

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