17.05.2013 Views

2º semestre - Año XXV - aespat

2º semestre - Año XXV - aespat

2º semestre - Año XXV - aespat

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Estados del Ego como nexos vivientes entre las experiencias del pasado y el presente 321<br />

ra para cambiar las conductas de aquí y<br />

ahora si los movimientos se refuerzan<br />

apropiadamente. De igual manera, el cambio<br />

en las conductas también ponen en<br />

cuestión las anteriores creencias y expectativas,<br />

y si la persona vuelve a estar en<br />

contacto con la experiencia original (en la<br />

terapia o en otra parte cualquiera) será capaz<br />

de construir o coconstruir una narración<br />

ligeramente o profundamente distinta.<br />

En muchos ejemplos, los hechos de la narración<br />

que la persona no relata siguen siendo<br />

los mismos pero lo que cambia es el modo<br />

de narración. Cualquier episodio puede narrarse<br />

de muy diferentes maneras, incluyendo<br />

el fatalismo (por ejemplo: “Yo no podía escapar<br />

de mi destino o de mi naturaleza, así que<br />

no podía dejar de beber), o el modo puede<br />

ser la futilidad (“En realidad, ¿qué más da si<br />

yo bebo o no bebo?”) o la apertura (“Hay muchas<br />

posibilidades abiertas ahora y a lo mejor<br />

dejo de beber”), etc. (Parry, 1997). Cada uno<br />

de estos modos comunica diferentes expectativas,<br />

de la esperanza a la confianza, así<br />

como diferentes creencias, especialmente<br />

auto-imágenes. Morris y Morris (1992), han<br />

mencionado ideas en su artículo sobre las<br />

“Cuatro Historias de Terapia”.<br />

De nuevo, no existe el Cambio 2 y solamente<br />

el Cambio 1 si la persona pasa de<br />

un extremo a otro, por ejemplo, pasa del<br />

“fatalismo” al “super-optimismo”. En nuestro<br />

ejemplo, el hombre alcohólico que estamos<br />

tratando podría reemplazar la historia<br />

de su adicción por otra en la que terminara<br />

con la idea de que “definitivamente solventó<br />

el problema y ya no tiene que preocuparse<br />

más de él”. Pero este sentimiento de relativa<br />

impotencia es bastante diferente de<br />

la confianza real y, de hecho, puede abrir la<br />

vía otra vez a una marcha atrás en el proceso.<br />

La creación de nuevas representaciones,<br />

particularmente cuando integran elementos<br />

que son experimentados como en<br />

tensión mutua, no destruye las posibilidades<br />

sino que más bien abre una gama de<br />

posibilidades nuevas. La verdadera autoconfianza,<br />

para este hombre, implica ser<br />

consciente de sus vulnerabilidades constantes<br />

y, sin embargo, tener también confianza,<br />

por buenas razones, en su capacidad<br />

de usar otras opciones. Esto no tiene<br />

nada que ver con la fascinación obsesiva o<br />

ansiosa con posibles marchas atrás.<br />

Otra manera de ir de un extremo a otro<br />

es mantenerse dentro del Cambio 1 intercambiando<br />

narraciones opuestas sin integrarlas.<br />

Por ejemplo, la mujer que fue golpeada<br />

cuando era niña por su padre, quien<br />

en una primera percepción de la escena<br />

original aparecía como un monstruo espantoso,<br />

en el aquí y ahora esto producía unos<br />

sentimientos de indefensión completa y absoluta<br />

y unas expectativas desesperadas<br />

de la vida. De repente “descubre”, en una<br />

entrevista con el estado de ego Padre (Mc-<br />

Neel, 1976), que su padre se sentía como<br />

un niño muy aterrorizado; y más precisamente<br />

empieza a conocer desde el principio<br />

algo que ella nunca había acomodado a<br />

su representación generalizada, que era<br />

este conocimiento de la indefensión del padre.<br />

Supongamos que ahora empieza a<br />

sentir piedad por su padre y bloquea su ira<br />

hacia él, esto sería un tipo de Cambio 1. El<br />

Cambio 2, por el contrario, incluiría el hecho<br />

del abuso y del maltrato y también sus<br />

consecuencias; la historia del abuso y la<br />

historia del niño aterrorizado que en realidad<br />

era su padre sin borrar la historia anterior.<br />

Consideraciones similares servirán<br />

también para aclarar qué significa realmente<br />

la pena real o la capacidad de perdonar<br />

más auténtica en contextos como estos.<br />

INTERVENCIONES PARA EL CAMBIO<br />

Se puede producir un cambio profundo<br />

en la vida diaria usualmente en el contexto<br />

de un encuentro con otro persona (Berne,<br />

1972, p. 298). ¿Pero cómo pueden las intervenciones<br />

terapéuticas, en todos los<br />

campos, favorecer esos cambios? Al menos<br />

hay que tener en cuenta cuatro procesos<br />

para facilitar ese cambio:<br />

Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 57, <strong>Año</strong> 2007

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!