debilitado la dinámica de crecimiento. A pesar de ello, el sector tiene plena vigencia y grandes fortalezas que lo proyectan al futuro. Asimismo, el inédito giro histórico que ha tomado la política pública actual, con la construcción del sector de la economía popular y solidaria, permite predecir grandes y trascendentes acontecimientos para el mundo cooperativo. El cooperativismo en el Ecuador es importante porque surge como una iniciativa que engloba a amplios sectores sociales, como las organizaciones gremiales de trabajadores obreros, pequeños comerciantes, empleados urbanos, transportistas, pequeños propietarios agrícolas, miembros del magisterio, policías y militares, que demandaban recursos de previsión social, productivos, de servicios y de consumo. En esta perspectiva, el objetivo de la investigación fue construir una memoria histórica que de cuenta de la forma en que se constituye este actor social, por intermedio de la narración de los principales acontecimientos de la evolución del sistema cooperativo en un siglo de historia, incluyendo los años recientes. El estudio pretendió desenvolverse en un marco analítico de la temporalidad que incorpore el contexto de la historia económica en la narración de los diversos eventos. Aunque en un inicio se disponía representar más una crónica histórica terminó por adquirir un nivel más de investigación del objeto de estudio, a pesar de la dispersión y escasa información existente sobre el tema. El texto en su capítulo uno, expone el origen del cooperativismo en Ecuador, desde los antecedentes mundiales del siglo XVIII y XIX, hasta la llegada de las ideas de cooperación a la república cacaotera. Se aborda los inicios de la conformación del sector en los gremios de trabajadores del puerto de Guayaquil y la urbe interandina de Quito, por intermedio de la conformación de las cajas de ahorro. En el capítulo dos, se destaca la consolidación del proceso con la primera intervención del Estado, por intermedio de la expedición de Ley de Cooperativas (1937), ejecutada por parte de un dictador progresista, Alberto Enríquez Gallo. En este capítulo se incluye la inuencia de organismos internacionales y del Estado en los años 50, en la denición de un modelo cooperativo indígena. En el capítulo tres, se aborda los agitados años sesenta de la Guerra Fría, en el que el cooperativismo se convierte en una herramienta de transformación social y económica. Diversos actores externos e internos sientan las bases de crecimiento y desarrollo del pujante sistema cooperativo actual, no sin problemas, que toma fuerza con el auge petrolero de los setentas. En el capítulo cuarto, durante la década de los años ochenta y noventa se registran eventos importantes para el sector: el surgimiento de una política estatal en el control nanciero de las actividades de grandes cooperativas de ahorro y crédito, y la debacle de una de las cooperativas ecuatorianas más grandes de América Latina; el advenimiento y n del modelo neoliberal y el surgimiento de nuevos actores, como las pequeñas cooperativas rurales, los bancos comunales, las cajas de ahorro y otras asociaciones comunales. Finalmente, en el capítulo quinto, como parte de la historia inmediata, se determina una ruptura en la tendencia histórica de desempeño general del sector, por intermedio del establecimiento por primera vez del
sistema de la economía popular y solidaria, en el contexto de la Revolución Ciudadana, iniciada en el año 2007. Finalmente, un agradecimiento al Ministerio Coordinador de Política Económica por su interés en promover el conocimiento de capítulos importantes de la historia económica y por apoyar a la presente investigación, especialmente al Econ. Milton Maya. También mi gratitud por toda la información que me brindaron la Corporación de Estudios y Desarrollo Cooperativo, CEDECOOP; la Federación de Cooperativas de Ahorro y Crédito, FECOAC; la Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Ahorro y Crédito, COLAC; el Centro Andino de Acción Popular, CAAP; los cooperativistas Lic. Ángel Izquierdo Duarte, Dr. Bernardo Jaramillo, Dr. Carlos Naranjo, Sr. Víctor Rodas, Jaime Gualoto, Lcdo. Manuel Benítez, y, por la coordinación institucional, al Ing. Luis Dávila. Quito, febrero de 2013. Wilson Miño Grijalva