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Wilson Miño Grijalva<br />
alcanzado hasta el 17% a comienzos de los años ochenta. Después de la debacle del<br />
sistema bancario se incrementaron los activos de las grandes cooperativas y creció el<br />
número de las controladas, sobre todo en los primeros años de la postcrisis. 158<br />
A pesar del repunte postcrisis, antes del año 2000, durante el período de gran<br />
inuencia y auge de las ideas neoliberales, se cuestionó la escasa competitividad de las<br />
cooperativas de ahorro y crédito latinoamericanas en el ámbito del mercado nanciero,<br />
en referencia a las sociedades anónimas, a las cuales se las consideraba como las más<br />
ecientes. Ciertos autores, como el desaparecido especialista, Dieter Hübenthal,<br />
consideraban en esos años que no era el modelo cooperativista el que estaba en<br />
cuestionamiento cuanto el modelo latinoamericano de cooperativismo, descendiente<br />
de una defectuosa implantación del modelo de las credi-unions norteamericanas. La<br />
argumentación de este autor implícitamente disponía como referente al modelo clásico<br />
alemán de los bancos populares o cooperativas de ahorro y crédito, cuyo modelo se<br />
mantiene hasta la actualidad y es uno de los pilares del sistema nanciero y que en el<br />
escenario neoliberal era más pertinente en un momento de dicultades y sobrevivencia<br />
de las cooperativas y de retiro estatal.<br />
El modelo norteamericano usó a las cooperativas como instrumento de determinadas<br />
políticas de desarrollo externamente denidas, a n de paliar los crecientes conictos<br />
sociales. Así el objetivo original de brindar servicios nancieros ecientes y ecaces a<br />
los socios, frecuentemente fue reemplazado por otros relacionados al crédito barato, la<br />
transmisión de fondos externos, la sumisión a políticas estatales especícas. Asimismo,<br />
las cooperativas fueron interpretadas como entidades de bien común. Esta visión fue<br />
introducida de manera particular por la Iglesia y los sindicatos. Lo que determinó que las<br />
cooperativas registraran una débil orientación y presencia en el mercado, desventajas<br />
competitivas, relegación a nichos, racionamiento del crédito, sistemas de ahorro poco<br />
desarrollados, predominio de modelos de capitalización forzosa y dominio en la cartera<br />
de crédito de los “deudores netos”. 159<br />
Al mismo tiempo, en este período el sector cooperativo enfrentaba a un sector<br />
bancario predominante y reforzado por el Estado y los organismos internacionales. No<br />
obstante, sus aspectos de solvencia y su inserción en la población económicamente<br />
activa fueron importantes. Sin embargo, su trascendencia en el sistema nanciero<br />
adquirida hasta 1982, a nivel de depósitos, préstamo y activos, disminuyó drásticamente,<br />
como en el caso del Ecuador. No obstante, en el balance global de la época el sistema<br />
cooperativo ha demostrado aspectos más consistentes con un proyecto social de país,<br />
como la equidad en la distribución del crédito y su alcance territorial.<br />
158 Hay que destacar que para algunas cooperativas grandes el hecho de mercadearse como controladas<br />
por la Superintendencia de Bancos era sinónimo de prestigio y garantía para el público…no todas<br />
podían ingresar a esa categoría. De ahí que se conformó una asociación.<br />
159 Dieter Hubenthal, “Las Cooperativas de Ahorro y Crédito en América Latina: ¿Un modelo en crisis?”,<br />
en Guiseppina Da Ros (Editora), Realidad y Desafíos de la Economía Solidaria, Iniciativas comunitarias y<br />
cooperativas en el Ecuador, Quito, Ed. Facultad de Economía PUCE-Abya-Yala, 2001, p. 88