oraciones a la virgen en la familia salesiana - Autores Catolicos
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Su búsqueda ti<strong>en</strong>e éxito: «Encontraron a María y a José, y al niño» (Lc 2,16). Como nos recuer<br />
Concilio, «<strong>la</strong> Madre de Dios muestra con alegría a los pastores (...) a su Hijo primogénito» (Lum<strong>en</strong> g<strong>en</strong><br />
57). Es el acontecimi<strong>en</strong>to decisivo para su vida.<br />
El deseo espontáneo de los pastores de referir «lo que les habían dicho acerca de aquel niño» (Lc<br />
después de <strong>la</strong> admirable experi<strong>en</strong>cia del <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro con <strong>la</strong> Madre y su Hijo, sugiere a los evangelizado<br />
todos los tiempos <strong>la</strong> importancia, más aún, <strong>la</strong> necesidad de una profunda re<strong>la</strong>ción espiritual con Marí<br />
permita conocer mejor a Jesús y convertirse <strong>en</strong> heraldos jubilosos de su Evangelio de salvación.<br />
Fr<strong>en</strong>te a estos acontecimi<strong>en</strong>tos extraordinarios, san Lucas nos dice que María «guardaba todas estas co<br />
<strong>la</strong>s meditaba <strong>en</strong> su corazón» (Lc 2,19). Mi<strong>en</strong>tras los pastores pasan del miedo a <strong>la</strong> admiración y<br />
a<strong>la</strong>banza, <strong>la</strong> Virg<strong>en</strong>, gracias a su fe, manti<strong>en</strong>e vivo el recuerdo de los acontecimi<strong>en</strong>tos re<strong>la</strong>tivos a su H<br />
los profundiza con el método de <strong>la</strong> meditación <strong>en</strong> su corazón, o sea, <strong>en</strong> el núcleo más íntimo de su pe<br />
De ese modo, el<strong>la</strong> sugiere a otra madre, <strong>la</strong> Iglesia, que privilegie el don y el compromiso<br />
contemp<strong>la</strong>ción y de <strong>la</strong> reflexión teológica, para poder acoger el misterio de <strong>la</strong> salvación, compr<strong>en</strong>derl<br />
y anunciarlo con mayor impulso a los hombres de todos los tiempos.<br />
[L'Osservatore Romano, edición semanal <strong>en</strong> l<strong>en</strong>gua españo<strong>la</strong>, del 22-XI-96]<br />
María, Madre de<br />
Catequesis de Juan Pablo II (27-XI-96)<br />
1. La contemp<strong>la</strong>ción del misterio del nacimi<strong>en</strong>to del Salvador ha impulsado al pueblo cristiano no<br />
dirigirse a <strong>la</strong> Virg<strong>en</strong> santísima como a <strong>la</strong> Madre de Jesús, sino también a reconocer<strong>la</strong> como Madre de<br />
Esa verdad fue profundizada y percibida, ya desde los primeros siglos de <strong>la</strong> era cristiana, como<br />
integrante del patrimonio de <strong>la</strong> fe de <strong>la</strong> Iglesia, hasta el punto de que fue proc<strong>la</strong>mada solemnem<strong>en</strong>te<br />
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